El robo de decenas de fotos hot de Jennifer Lawrence y otra docena de actrices de Hollywood tuvo un antecedente muy mediático. En 2011, un hacker publicó en las redes sociales fotos íntimas que la actriz a href="URL_AGRUPADOR_162/scarlett-johansson-a1844" rel="noopener noreferrer" Scarlett Johansson/a se había sacado para su marido con iPhone.
Pasado el impacto inicial, el tema derivó en la responsabilidad del ladrón y la vulnerabilidad de los sistemas de almacenamiento de datos.
Todo terminó el 17 de diciembre de 2012, cuando un tribunal de Los Ángeles (EEUU) condenó a 10 años de prisión a Christopher Chaney, un hombre de 35 años que se declaró responsable del robo de las fotos de la actriz.
Desempleado y residente en Jacksonville (Florida), Chaney accedió a los correos electrónicos de Johansson, de la cantante a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" Christina Aguilera/a y de la actriz a href="URL_AGRUPADOR_163/mila-kunis-a3711" rel="noopener noreferrer" Mila Kunis/a, entre otras celebridades. Chaney, quien en un principio se declaró no culpable, fue detenido en octubre de 2011 tras una investigación de la Oficina Federal de Investigación (FBI) de un año conocida como Operación Hackerazzi.
Según la investigación, Chaney se infiltró en las cuentas de correo electrónico de personas famosas entre noviembre de 2010 y octubre de 2011, tiempo durante el cual transitó libremente por sus mensajes, contactos y fotos íntimas como las de Johansson.
Las tres imágenes de Johansson que salieron a la luz mostraban el reflejo de la actriz en un espejo, desnuda y de espaldas. Otra era un autorretrato de su busto desnudo y una instantánea recostada en la cama.
Johansson explicó después que esas fotografías caseras tenían como único destinatario a su entonces marido, el actor Ryan Reynolds. Desmintió así que se formaran parte de una película porno, como se rumoreó en ese momento.
A pesar de la causa que inició contra Chaney, ahora preso, la actriz se tomò las fotos con humor. "Conozco bien mis mejores ángulos", bromeó