El pasado miércoles 27 de agosto volvió a las calles Jhon Jairo Velásquez Vásquez, uno de los principales principales protagonistas de la sangrienta guerra narcoterrorista con la que cual el tristemente célebre Cartel de Medellín azotó a Colombia durante la década de los '80 e inicios de la de los '90.
Este asesino de confianza de Pablo Escobar, más conocido como "Popeye", logró sobrevivir a 23 años tras las rejas y a sus decenas de enemigos, y al salir de la cárcel de Bogotá donde estaba fue recibido por cinco personas con quienes se fue en una camioneta blindada.
Uno de estos acompañantes es el mismo que gestionó el pago de los 9 millones de pesos colombianos (el equivalente a casi 4.800 dólares) de la fianza que le abrió las puertas de la prisión al antiguo pistolero de la mafia, quien jura que todo el tiempo que pasó en la cárcel lo transformó en una buena persona.
Sin embargo, las autoridades tienen instrucciones para monitorear al hombre que se autocalifica como un "buen sicario" y que además asegura que su "profesionalismo" quedó demostrado cuando mató en la cárcel de La Catedral a Gerardo "Quico" Moncada (ex socio de Escobar), lo picó y lo derritió en ácido para no dejar ningún rastro.
Pero además de un casi seguro resguardo de información por parte del antiguo sicario, su conducta también tiene inquietos a varios sectores.
Si bien el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario colombiano (Inpec) asegura que salió con un buen estado de salud, dos expertos psiquiatras forenses coincidieron en que, por sus discursos, expresiones y comportamientos, podría estar sufriendo un trastorno de personalidad que nuevamente lo lleve a cometer delitos.
Esa conducta, afirman, se evidencia en la facilidad con la que mostró un doble discurso ante los medios de comunicación: primero pidió perdón por sus actos, pero luego se jactó de haber participado en más de 3.000 homicidios, como por ejemplo la bomba al avión de Avianca en 1989 y los magnicidios del procurador nacional Carlos Mauro Hoyos y el candidato presidencial Luis Carlos Galán.
A confesión de partes...
"No hay un bandido en Colombia tan preparado como yo para volver a la libertad o para volver a la violencia", advirtió en una entrevista con RCN hecha un día antes de su excarcelación.
Los expertos creen que ese posible desorden psicológico también queda al descubierto en frases que realizó en varios medios, con las que aún magnifica y alaba las conductas ilícitas de Escobar, uno de los criminales más violentos del país.
Esa adoración por un monstruo igual a él, al que creía inmortal, y la permanente reconstrucción de sus crímenes -300 ejecutados por él mismo-, es conocida en psiquiatría forense como un "déficit de conciencia moral", en el cual el sujeto pierde las proporciones del bien y del mal.
"Transgredir las normas sociales es el modo de vida de este tipo de personas, sin importar las consecuencias legales, y es difícil que se corrijan", explica Jorge Forero, médico psiquiatra del Instituto para el Desarrollo de la Salud Emocional, según publica el periódico El Tiempo.
Ese pasado tan temido
Forero concuerda con los otros especialistas en que el ex sicario o quien sufra de ese desorden, puede, en cualquier momento, actuar como lo hizo en el pasado. Ese "chip mental" se dispara cuando alguien reta su supuesta grandiosidad, o también cuándo percibe algún tipo de agresión.
Esto explica comportamientos como el que tuvo 'Popeye' a finales de 1989, cuando trató de ingresar a una discoteca en Medellín y mató a sangre fría al portero que se lo impidió. Pero no conforme con esto, luego entró al lugar y empezó a disparar en forma indiscriminada.
Forero explica que estas personas se caracterizan por la poca tolerancia a la frustración y, por eso, consideran que la manera de lograr sus objetivos es matando. Asegura que pueden sufrir de depresión, y tienen una vida llena de sobresaltos y variaciones. "Un claro ejemplo es el comportamiento posterior de muchos de los veteranos de la guerra de Vietnam, que décadas después han protagonizado masacres", añade el psiquiatra.
Asimismo, su colega Beatriz Caamaño da un ejemplo más común: "Es posible que se haya redimido, pero también que
lo que hizo en el pasado. Es la misma probabilidad que tiene un
que rehizo su vida y que después de mucho tiempo, en un momento dado,
en el consumo".