Anjem Choudary camina libremente por las calles de Londres. Descendiente de pakistaníes, nació en el Reino Unido en 1967 y hoy es abogado y un activo predicador del islam más radical. Inculca a sus fieles a seguir y hacer cumplir las normas de la sharia, la ley extrema de la religión que rige la vida, la moral, las costumbres y el derecho de quienes la practican.
Sin embargo, Choudary camina tranquilo. Dice que cumple con todos los mandatos de la democracia y que actúa dentro de la ley británica. "No estoy haciendo nada fuera de las premisas de la libertad y la democracia", dijo ayer luego de estar en el foco de la Justicia por haber sido quien apadrinó el viaje de Abdel-Majed Abdul Bary. Y advirtió: "Nunca me detendré en hacer propaganda del islam". Al profundizar en su pensamiento, sale a la luz que este extremista no cree en la democracia, ya que para él la "soberanía pertenece a Dios" y no a los Estados. Ese pensamiento va en línea con los postulados del Estado Islámico, que el "predicador" promociona en charlas y debates.
Pero lo cierto es que no sólo hace "propaganda del islam", sino también del Estado Islámico, el grupo terrorista que decretó su propio califato y al que Choudary adhiere como fanático. Incluso, en su cuenta de Twitter, el "predicador" da charlas sobre esta banda delictiva que se transformó en el nuevo enemigo número uno de Occidente.
Aunque no esté involucrado directamente en ataques terroristas, se cree que Choudary está detrás de varios atentados alrededor del mundo y no sólo en Siria e Irak. El terrorista de Al Qaeda Habib Ahmed permanece en prisión y formaba parte del grupo más allegado al "predicador", quien a tiempo dijo que hacía un tiempo ya no participaba de sus reuniones. Lo mismo ocurrió con Omar Bakri Muhammed, otro terrorista islámico cercano a Choudary y su organización, hoy preso en el Líbano. Junto con él fundó un grupo llamado Al-Muhajiroun, un grupo homofóbico, antisemita y pro-islam al que se encontraron vínculos con otros grupos terroristas.
"No controlo lo que la juventud hace", repite Choudary con un cinismo macabro, aunque dice sentir orgullo por ellos. Algo parecido sucedió con Michael Adebolajo y Michael Adebowale, quienes el 22 de mayo de 2013 asesinaron cruelmente al soldado británico Lee Rigby un día después de convertirse al Islam y de estar a disposición de las enseñanzas y los discursos de su "maestro".
Como la mayoría de los nuevos extremistas, el uso de las redes sociales es una de las herramientas favoritas de Choudary. Y la usa al filo de la ilegalidad. Aunque allí justifica las muertes de sus rivales. "Invito a judíos, cristianos, hindúes, budistas, ateos, agnósticos, etcétera a abrazar el islam y a salvarse ellos y a sus familias del fuego del infierno".
El fanatismo ciego del "predicador" no termina allí. "¡Lo que los judíos israelíes y sus amigos cristianos de los Estados Unidos y Gran Bretaña deberían saber es que Alá está con los musulmanes y les prometió la victoria!". En tal sentido, se burla de la desgracia de sus enemigos: "La diferencia es que nuestros muertos están en el Paraíso, mientras que los suyos están en el infierno...¡¡Llorar no cambiará ese hecho!!"
La osadía y la provocación de Choudary va más allá incluso le sugirió a la secretaria de Inmigración de David Cameron, Theresa May, que abandone Inglaterra si no le gustaba sus enunciados. "Si a Theresa May no le gusta lo que digo, quizás debería irse de este país, ya que mis acciones están dentro de la libertad y la democracia". Lo cierto es que el "predicador" tiene un desprecio total por las mujeres, como todos aquellos que siguen y promueven la sharia. El formador de terroristas fuerza a las mujeres a usar el velo e impulsa la ejecución por medio de piedras a aquellas que cometan adulterio. Quizás una crítica que provenga de una mujer sea demasiado para su formación.
"La sharia será ley alguna vez en el Reino Unido", amenaza Choudary.
Hoy, quien está en el ojo de todas las investigaciones por sus nexos con el verdugo del periodista norteamericano James Foley, niega haberlo conocido a él, como tampoco a su padre, detenido en los Estados Unidos por tener vínculos con Al Qaeda. "Más allá de lo que digan los medios, al contrario, nunca conocí al Sheik Adel Abdel Bary (que Alá lo libere de prisión) o a su hijo Abdel-Majed". Su cinismo es el mismo que cuando negaba a otros terroristas.
Su doble discurso y sus enseñanzas chocan con la realidad que Choudary oculta a diario. En otro de sus enunciados, señala las opciones que tienen los no musulmanes para vivir en el califato decretado por el sanguinario Estado Islámico. "No crean en la propaganda. Los musulmanes no están matando a mujeres y niños. Los no musulmanes son libres de 1, abrazar el Islam; 2, obedecer la ley; 3, irse". La hipocresía del "predicador" es palpable: no dice qué les ocurre a aquellas personas que no quieren dejar el lugar en el que viven desde antes que existiera la religión que él impulsa, ni qué les ocurre a quienes no cumplan su ley.
Choudary también apoya a los extremistas del Líbano, país donde el Estado Islámico ha intentado ingresar por su frontera norte, aunque expulsado por el ejército regular de ese país de Medio Oriente. "El régimen libanés está intentado ejecutar al Sheik Omar Bakri Mohammad". Bakri está detenido acusado de haber participado en diferentes atentados terroristas. "El futuro del Líbano es la implementación de la sharia, esto puede ser adoptado por las autoridades musulmanas o mediante un golpe de estado", amenaza.
El "predicador" de Londres también fue claro respecto de varios atentados terroristas alrededor del mundo. Al respecto, celebró el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York el 11 de septiembre de 2001. A sus ejecutores los calificó de "magníficos mártires". Durante una entrevista para la BBC, en agosto de 2005, Choudary calificó como un "crimen contra Dios no aceptar el islam". En la misma entrevista señala que nunca condenará a un "hermano musulmán por lo que haga", al ser consultado por los ataques en Londres.
Choudary nunca condenará un ataque terrorista. Al ser consultado acerca de su posición respecto de los atentados alrededor del mundo que se cometen en nombre del islam elude la pregunta e interroga acerca de la responsabilidad de Occidente al respecto. Es una de las formas que tiene de mantenerse en línea con las leyes de la democracia y la libertad que disfruta en Londres, pero que no está dispuesto a tolerar en Medio Oriente con su sharia.