Cuatro presos fueron asesinados, dos de ellos, decapitados, y un número indeterminado resultó herido en una rebelión en una penitenciaría de Paraná, estado del sur de Brasil.
"La negociación se interrumpió a las 20:00 (23:00 GMT) y se retomará mañana. El agua y la luz del recinto están cortadas", informó Elson Faxina, asesor de comunicaciones de la Secretaria de Justicia de Paraná.
El 60% de la cárcel está tomada, según información oficial, y la policía aún no ha podido ingresar a constatar el nivel de destrucción de las infraestructuras tras la rebelión.
La rebelión es protagonizada por cerca de 800 de los 1.040 presos de la Penitenciaría Estatal de la ciudad de Cascavel, que reivindican mejores condiciones de infraestructura, alimentación e higiene, así como el fin de supuestos abusos y actos violentos por parte de la guardia carcelaria.
Los amotinados decapitaron a dos de los presos, entre los cuales está un ex policía, y arrojaron a tres personas desde un tejado a una altura de unos 15 metros, dos de las cuales murieron en el hospital al que fueron ingresados, según el Departamento Penitenciario de Paraná (Depen).
El organismo informó igualmente de que algunos internos han sido trasladados con heridas a centros médicos y que otros presos permanecen heridos en la unidad carcelaria sin ningún tipo de atención.
La rebelión comenzó cerca de las 7:00, hora local, (10.00 GMT), cuando uno de los guardias se disponía a servir el desayuno y fue tomado como rehén.
Otro guardia también fue hecho rehén por los amotinados.
A pesar de que los presos ya habían amenazado con una protesta contra la violencia de sus carceleros, tan sólo diez guardias controlaban el presidio a la hora del incidente.
Los amotinados ocuparon el tejado del presidio, a donde llevaron a los rehenes y prendieron fuego varios colchones.
Las autoridades penitenciarias trasladaron a otro centro carcelario a 77 de los internos que eran amenazados por los amotinados.
La Policía Militarizada del estado de Paraná cercó el centro carcelario a la espera de las negociaciones adelantadas por oficiales de la corporación y funcionarios del Depen.
Los amotinados expusieron en el tejado letreros con las siglas PCC, en referencia al Primer Comando de la Capital, la mayor organización criminal del estado de Sao Paulo y que es comandada desde las prisiones.