Marina Silva tiene todo lo necesario para conquistar al pueblo brasileño. Es mujer, es evangelista, y tiene un largo pasado de privaciones que recuerda a la historia del ex presidente Luiz Inácio da Silva. Además, quienes la conocen un poco hablan de su pragmatismo y su ambición. A ese paquete se le agregó la trágica circunstancia de la muerte del candidato a href="http://search.infobae.com//Eduardo-Campos" rel="noopener noreferrer" Eduardo Campos/a en un accidente aéreo, que la sumó inesperadamente a la carrera presidencial brasileña.
Con ese cuadro, la encuesta de DataFolha de la semana pasada confirmó los peores temores del oficialismo: Silva no solo se ubicó segunda por encima de Aécio Neves con un 21% de las intensiones de voto, sino que en un eventual ballotage derrotaría a la actual mandataria, la presidenta a href="http://search.infobae.com//Dilma-Rousseff" rel="noopener noreferrer" Dilma Rousseff/a.
Pero ¿quién es Marina Silva y qué expresa su candidatura?
Los orígenes
La política apareció en la vida de Silva de manera vertiginosa. Analfabeta hasta los 16 años, cuando comenzó sus estudios supo que no pararía hasta conseguir el título de licenciada en Historia de la Universidad Federal de Acre.
Su formación universitaria, tanto como sus primeros pasos en política transcurrieron en el corazón de la Amazonia. Allí, Silva conoció a los movimientos sociales vinculados a los trabajadores del caucho, descubrió la Teología de la Liberación y se relacionó con figuras como Chico Mendes, que determinaron su carrera posterior.
Su militancia en el PT fue algo casi inevitable. Se trataba del único partido que entonces tenía una presencia e influencia en la zona, por lo que quedaban pocas alternativas. Fue elegida primero concejal, después diputada y posteriormente senadora del Estado por esa formación. El siguiente paso sería el Ministerio de Medio Ambiente, cargo en el que fue nombrada por Lula da Silva en el año 2003, y que ocupó hasta el 2008.
Las elecciones religiosas de Marina Silva forman parte de otro capítulo de su historia. En 1998 se convirtió al evangelismo pentecostal. Después de años de cultivar un perfil "izquierdista", esa decisión le valió alguna polémica años más tarde, al hacer declaraciones a favor de ideas "creacionistas", o al defender posiciones más conservadores en temas como el aborto.
El Ministerio de Medio Ambiente y más allá
El balance de Silva al frente del Ministerio tiene elementos contradictorios. De acuerdo con el Doctor en Ciencia Política de la Fundación Getulio Vargas, Márcio Grijó Vilarouca, su gestión fue valorada positivamente "por cuestiones como la contención de los desmontes en la región amazónica y por la creación de reservas legales de protección al medio ambiente".
Sin embargo, continúa el especialista, también tuvo algunas derrotas, "comenzando con la liberación de la siembra transgénica en 2005", que fue aprobada durante su mandato. Pero también fue determinante la confrontación entre sus ambiciones ecológicas y el proyecto de desarrollo de la economía, inversiones e infraestructura, cristalizado en el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) del gobierno de Lula, que la enfrentó con un sector importante del PT, encabezado por Dilma Rousseff.
Aunque la idea de que fueron esos intereses, en algún punto "irreconciliables", los que determinaron su desafiliación del partido y su incorporación al pequeño Partido Verde, Adalberto Cardoso, profesor de la Universidad Estadual de Río de Janeiro, no está de acuerdo con esta idea.
"Es cierto que Marina estaba en contra de esa perspectiva de crecimiento a cualquier costo, pero en ese momento decidió quedarse en el gobierno y mantener su espacio, proyectarse ella misma como candidata. Eso se derrumbó cuando Lula anunció que su sucesora sería Dilma Rousseff; fue entonces y no antes cuando Marina decidió que no postergaría su sueño por seis años más", explica Adalberto Cardoso.
Su carrera fuera del PT ha sorprendido a propios y ajenos, al punto que después de su 19,3% en las presidenciales del 2010, Silva empezó a ser considerada la "tercera vía", ante el PT y el PSDB.
Con ese impulso, se propuso abandonar el Partido Verde y construir su propio partido, Red de Sustentabilidad, para las elecciones del 2013, pero esta no es una tarea fácil en Brasil. La candidata no logró reunir los 500 mil apoyos necesarios, y tuvo que recurrir a un "plan B": afiliarse al Partido Socialista Brasileño (PSB) y ser la vicepresidenta de Eduardo Campos.
"Fue un movimiento muy pragmático. Ella sabía que Campos tenía un proyecto de poder. Pasada la elección, Marina saldría de ese partido y ahi sí, construiría el suyo propio para la próxima contienda", opinó Adalberto Cardoso.
Marina, la candidata presidencial ¿de quién?
Los últimos acontecimientos colocaron a Marina Silva en el centro de la campaña presidencial brasileña. Los analistas consideran que la atención mediática en torno a ella a partir de la muerte de Campos es algo inédito en el país.
Esta exposición también ha llamado la atención de los sectores empresarios. De acuerdo con Márcio Grijó Vilarouca, Silva cuenta con el apoyo del Itaú, un importante banco brasileño.
"María Alice Setubal, una mujer del banco, es la coordinadora de la campaña de Silva. Ella se ocupa de recaudar los fondos". Por otra parte, muchos sectores de centro izquierda han cuestionado la composición de su equipo económico, conformado por personajes considerados "conservadores".
Además, asegura Grijó Vilarouca, en el transcurso de la campaña ya ha comenzado a ganar otros apoyos del sector de la banca brasileña e internacional. "El desafío de Silva, de cualquier manera, es comenzar a clarificar cuál es su programa en temas sociales, religiosos y económicos, más allá de lo medioambiental".
Adalberto Cardoso acuerda con esta idea. "Marina no tiene un proyecto muy claro, es impredecible. Lo que se sabe hasta el momento de ella es una vaga idea sobre un "ecologismo neoliberal", acompañado por una relación muy fuerte con el capital financiero".
"El empresariado industrial, en cambio, actualmente muy vinculado al oficialismo petista, no tiene claro qué significa Marina para ellos", dice Cardoso, aunque lo matiza: "Esto no quiere decir que si triunfa en las elecciones no la acompañarán en el futuro".
Lo importante, coinciden, es si sobrevive a la avalancha mediática provocada por la muerte de Campos. "Cuando pase el temblor", habrá que ver si Marina Silva sigue siendo una amenaza para la poderosa Dilma Rousseff.