"Londonistán", el fantasma del terrorismo islámico enquistado que desvela a los británicos

La sospecha de que el yihadista "John", que degolló a James Foley, nació y se crió en la capital del Reino Unido, espanta a sus habitantes. Calculan que más de 2.000 extranjeros se unieron a los extremistas

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El caso del combatiente británico que se hace llamar "John" y que fue quien decapitó al periodista James Foley no es un fenómeno aislado. Reino Unido es uno de los principales países que exporta terroristas que luego se incorporan al Estado Islámico.

Por lo general se trata de jóvenes varones, principalmente musulmanes o convertidos al islam, que dejan atrás el mundo occidental y cambian su vida para ponerse al servicio de los terroristas que combaten en Siria o Irak.

Grandes bastiones musulmanes en Londres se convierten en el caldo de cultivo para radicalizar jóvenes

Los servicios de inteligencia del Reino Unido -junto al gobierno de David Cameron- estiman que son más de 450 los británicos que abandonaron el país en los últimos meses para sumarse a las filas del Estado Islámico.

Igualmente este no es el único país que exporta musulmanes radicalizados. Francia es otra de las naciones en que esta práctica está cada vez más extendida. Se calcula que ya son más de 700 los combatientes franceses que viajaron a luchar.

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Las herramientas que utiliza el Estado Islámico para reclutar jóvenes

La más importante son las redes sociales. Abdel-Majed Abdel Bary, originario del oeste de Londres, publicó una foto en la que posa con una cabeza decapitada. La imagen aparecía acompañada por el siguiente texto: "Relajarse con mi amigo o lo que queda de él".

Sin embargo, Abdel Bary no es el único que utilizó las redes para difundir sus ataques. Recientemente, dos británicos de Cardiff, Reyaad Khan y Nasser Muthana, aparecieron en un video de YouTube instando a sus compatriotas a "abandonar sus coches de lujo en Reino Unido y partir hacia Siria".

En las redes sociales proponen "abandonar sus coches de lujo en Reino Unido y partir hacia Siria"

En otro orden, la policía metropolitana de Londres advirtió a los usuarios de internet que compartir el video de la ejecución de Foley en las redes sociales podría constituir un delito y quienes lo cometan podrían ser detenidos.

"El comando antiterrorista MPS (SO15) está investigando el contenido del video que fue publicado en línea en relación con el presunto asesinato de James Foley. Nos gustaría recordar al público que la visualización, descarga o difusión de material extremista en el Reino Unido puede constituir un delito en virtud de la legislación antiterrorista", se señaló en un comunicado.

En tanto, la red social Twitter indicó que suspendió decenas de cuentas que publicaron las imágenes gráficas del asesinato del periodista, mientras que YouTube intentó borrar las copias del video que circulan por la red.

Mohamed Elomar, el terrorista australiano
Mohamed Elomar, el terrorista australiano que se unió al Estado Islámico @UZarqawi 163

Los bastiones musulmanes de Londres

La existencia de grandes bastiones musulmanes en Londres, principalmente en el este, se convierten en el caldo de cultivo para radicalizar jóvenes. Los medios británicos manejan la hipótesis de que el asesino del periodista procede del East London, en concreto del distrito de Tower Hamlets.

Según informa ABC, su alcalde recién elegido, Lutfur Rahman, de religión musulmana, está acusado de haber arañado votos en las elecciones locales intimidando a la población con discursos extremistas y tildando a los que votaron por otros partidos como "pecadores" y "ciudadanos que no comulgan con el islam".

El alcalde de Tower Hamlets, musulmán, está acusado de usufructuar a los jóvenes radicales

El mismo periódico recuerda que el temor a la amenaza islamista en suelo británico apareció con fuerza en mayo de 2013, tras el asesinato del soldado Lee Rigby en plena calle en Woolwich, un barrio multiétnico del sur de la capital.

Sus asesinos, dos británicos de origen nigeriano convertidos al islam, despertaron el fantasma de "Londonistán". Los atentados del 7 julio de 2005, perpetrados por terroristas suicidas en el transporte público, parecían más recientes que nunca.

Y ahora, con la ejecución de James Foley a manos de un yihadista británico, se volvió a poner de manifiesto cómo los brazos del terrorismo islamista se extienden por toda Europa.

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