Furiosa por las demoras, Rusia envió más de 130 convoys a la zona en poder de los rebeldes del este de Ucrania el viernes sin la aprobación del gobierno en Kiev, que calificó la medida de "invasión directa" con el objetivo de provocar un incidente internacional.
Rusia dijo que había perdido la paciencia con las tácticas dilatorias de Kiev y aseveró que en poco tiempo "no quedará nadie a quien ayudar" en Lugansk, una ciudad devastada por la guerra que las fuerzas ucranianas tratan de recuperar.
El cruce unilateral de la frontera provocó fuertes condenas de la Unión Europea, Estados Unidos y la a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" OTAN/a, y agudizó la situación en el este de Ucrania, porque un ataque a la caravana podría provocar la intervención directa de las fuerzas armadas rusas en el conflicto entre el gobierno ucraniano y los rebeldes separatistas.
Rusia rechaza la acusación ucraniana de que apoya y arma a los rebeldes. Sin embargo, la OTAN dijo el viernes que desde mediados de agosto ha recibido "numerosos informes de la participación directa de fuerzas aerotransportadas, de defensa aérea y de operaciones especiales rusas en el este de Ucrania". Añadió que la artillería rusa dispara a las fuerzas ucranianas y que ha visto "traslados de grandes cantidades de armas como tanques, transportes blindados de personal y artillería para los separatistas".
En la sede neoyorquina de las Naciones Unidas, el embajador ruso, Vitaly Churkin, negó con vehemencia que hubiera soldados rusos en Ucrania.
Después de horas de recorrer caminos vecinales, aparentemente para evitar encuentros con las fuerzas ucranianas, el convoy empezó a llegar a Lugansk el viernes por la noche. Después de semanas de cañoneo, la ciudad carece de electricidad, agua corriente y teléfonos, y los alimentos escasean.
Ucrania ha dicho que últimamente sus fuerzas habían retomado partes importantes de Lugansk, y cundían las sospechas de que la operación humanitaria de Moscú fuera un intento de detener el avance militar de Kiev. Se registraron intensos combates en torno de Lugansk y Donetsk, la ciudad más grande en poder de los rebeldes, con decenas de muertes.
El primer ministro Arseni Yatsenuk dijo por la televisión nacional que el objeto de enviar camiones semivacíos a Ucrania no era entregar ayuda, sino crear una provocación. Dijo que la misma Rusia atacaría el convoy para crear un incidente internacional.
El jefe de los servicios de seguridad ucranianos, Valentyn Nalyvaichenko, calificó la caravana rusa de "invasión directa".
Al respecto, Yatsenyuk dijo que la invasión rusa de Ucrania comenzó en marzo con la anexión de Crimea y no ha cesado desde entonces.
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dijo que el envío del "llamado convoy humanitario" era una "violación flagrante de los compromisos internacionales de Rusia" y una "nueva violación de la soberanía de Ucrania".