El ministro de Relaciones Exteriores de Lituania, Linas Linkevicius, confirmó la noticia. "Con mucho pesar acabamos de enterarnos de que el cónsul honorario de Lituania en Lugansk, Mykola Zelenec, ha sido secuestrado y brutalmente asesinado por terroristas", dijo Linkevicius, de visita Kiev, en su cuenta Twitter.
El cuerpo de Mykola Zelenec fue hallado en esa ciudad del este de Ucrania, sitiada por las tropas gubernamentales y escenario de cruentos combates entre las fuerzas de Kiev y los separatistas prorrusos. Zelenec, de 39 años y natural de la ciudad de Krasni Luch, en la región de Lugansk, se licenció como ingeniero de montes y como economista y ocupó un puesto directivo en una empresa contra incendios. Tras recibir varias condecoraciones del Ministerio de Situaciones de Emergencias durante la presidencia de Yanukovich, se convirtió en ayudante del diputado Gorójov a partir de 2012, cuando se celebraron las últimas elecciones parlamentarias en Ucrania.
Lituania llamó a una reunión urgente del Consejo de Seguridad por este tema y para discutir sobre la entrada de camiones rusos en Ucrania con supuesta ayuda humanitaria, denunciada por el gobierno de Kiev y por potencias occidentales como una "clara violación" de la soberanía del país. Según fuentes ucranianas, los rusos les impidieron inspeccionar el convoy y la Cruz Roja declinó acompañarlo por razones de seguridad.
"Ha surgido una profunda preocupación porque hasta ahora ni los ucranianos ni la Cruz Roja están al corriente del contenido del cargamento", dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania en una carta enviada a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU.
Los primeros 10 camiones del convoy humanitario ruso cruzaron la frontera ucraniana sin el permiso de Kiev y se dirigieron a la ciudad Lugansk, en el este del país y bastión de las fuerzas separatistas apoyadas por el Kremlin. Moscú había anunciado poco antes que había decidido enviar sin más dilación los camiones, estacionados cerca de la frontera desde hace más de una semana, al considerar que se habían agotado los "pretextos" para retrasarlo más.