Atenas, de la gloria olímpica al desastre en solamente 10 años

Se cumplió una década del retorno de los Juegos Olímpicos a sus orígenes, un suceso que dejó un colapso financiero en Grecia y un sinfín de instalaciones abandonadas

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El pasado miércoles se cumplieron diez años del inicio de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Aquel día fue una fiesta, con una espectacular ceremonia en el Estadio Olímpico Spiridon Louis. Pero ese coloso terminó desierto. Una década bastó para destruir a Grecia y sus instalaciones deportivas.

En 2004, cuando faltaba poco para el inicio, se temió que los estadios y sedes no estuvieran listos, los contratos fueron adjudicados directamente sin licitación. Se entregó mucho dinero para agilizar las obras, incluso sin permisos de edificación. Esa desprolijidad salvó a la organización, pero no a la económica griega.

Durante los 16 días que duraron los Juegos, los griegos tuvieron muchas razones para estar orgullosos: las competencias se desarrollaron sin ningún problema, los atletas griegos cosecharon un número record de medallas. Incluso el escándalo de doping de los velocistas Kostas Kenteris y Katerina Zanu, habían quedado olvidado.

El Comité Olímpico Internacional (COI) quedó muy contento. Los griegos también, habían cumplido con lo prometido. Pero el sueño se convirtió años después en pesadilla. El país quedó económicamente muy delicado.

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El gasto del evento contribuyó a un colapso financiero. La vuelta de los Juegos Olímpicos a sus orígenes costó entre cinco y 36 mil millones de dólares. Los negocios turbios y gastos desmedidos hacen que la brecha sea tan grande. Una factura dolorosa, que no dejó dinero ni para el mantenimiento de las sedes. Tampoco hay compradores interesados en las deplorables estructuras.

El legado olímpico está en ruinas, con la mayoría de instalaciones en un estado de abandono total. El canal de remo es pasto de perros abandonados. Y el de piragüismo de aguas bravas lleva años en desuso, sin caudal y con las sillas de las gradas arrancadas.

La villa de atletas presenta un estado ruinoso, también la instalación que se construyó para albergar el vóley playa. Pabellones multiusos como los de handball y taekwondo no volvieron a ver a ningún atleta. Solo un año después de los JJOO, hoteles construidos por espectadores tuvieron que cerrar.

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Suelen usarse algunas cosas. El club AEK de la tercera división de fútbol adoptó el Estadio Olímpico. Las pistas las usan el Olympiacos (Pabellón de la Paz y la Amistad) y el Panathinaikos de basket (OAKA Stadium).

El centro de televisiones y radios durante los Juegos se convirtió en un centro comercial, mientras que el Ministerio de Educación se trasladó al centro de prensa. El pabellón de levantamiento de pesas se pasó a ser una universidad.

El centro de natación sirve para partidos de waterpolo, y el estadio de beisbol para albergar la liga local. Pero la mayoría de sedes están en muertas o entregadas a fines no deportivos, como convenciones o incluso bodas.

Está previsto que las instalaciones en el antiguo aeropuerto de Hellinikon, aeropuerto internacional de la capital griega hasta 2001, también sean aprovechadas en los próximos años con la construcción de uno de los centros temáticos más grandes en el este del Mar Mediterráneo.

En Atenas hay nueva ruinas. Pero a diferencia de las fachadas que representan el pensamiento político, las artes, la filosofía, la arquitectura y encierran tantos otros aspectos de una de las civilizaciones más importantes de la historia, estas están llenas de pésimos recuerdos.

Las desoladas estructuras de los Juegos Olímpicos de 2004 son el reflejo de las falencias gubernamentales de un país que no supo aprovechar un legado olímpico que viene de 1896 y lo dilapidó en solamente una década.

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