Ya son más de 1500 las mujeres argentinas que integran la triste y célebre lista de quienes se pusieron en su cuerpo las llamadas "prótesis PIP", fabricadas por la compañía francesa Poly Implant Prothèse (PIP). La polémica se instaló en el mundo entero alrededor de la composición de estas prótesis, realizadas con un gel industrial no apto para consumo humano e inauguró un debate sobre las cirugías estéticas de mamas: concientizar acerca de la importancia de saber qué materiales y qué controles hay que tener en cuenta antes de lanzarse a una operación de prótesis mamarias.
¿Qué materiales uno deja ingresar al cuerpo? es la pregunta de fondo que hoy más resuena en la Argentina cuando se piensa en una de las cirugías estéticas más populares, como es la del aumento de mamas.
Mientras la mamoplastía (cirugía estética de las mamas) sigue siendo una de las más populares alrededor del globo y también de la Argentina; aún hoy las under 15 la siguen pidiendo a cambio de la fiesta.
Así el movimiento de mujeres afectadas por las prótesis PIP emergió con fuerza y sentó un precedente del cual será muy difícil volver atrás: el agrupamiento global de las damnificadas, para que dejen de ser casos aislados y se entienda que es un problema común a todas las que pasaron por la experiencia de aumentar sus mamas de manera artificial, sean o no marca PIP.
El uso de las prótesis PIP fue suspendido en Francia y España en 2010 debido a su alta tasa de roturas, pero la alarma roja se encendió con la aparición de algunos casos de cáncer en portadoras de dichas prótesis mamarias. Aún hoy no se ha podido establecer una relación directa entre el uso de las prótesis PIP y el desarrollo de cáncer.
Primero hay que saber
El cáncer de mama es uno de los cánceres más frecuentes en la mujer. Se estima que 1 de cada 8 mujeres tendrá la enfermedad en algún momento de su vida y, si bien se puede presentar a cualquier edad, es más frecuente en mujeres de 50 años o más.
Para clarificar las preguntas más frecuentes que las mujeres realizan (o quieren realizar) al mastólogo con respecto a la salud de sus mamas, Infobae consultó a Diana Montoya, especialista en mastología del Servicio de Mastología del Instituto Angel H. Roffo y Hospital Universitario Austral y miembro de la Sociedad Argentina de Mastología.
Empecemos por despejar los mitos: ¿Los implantes mamarios tienen relación con el cáncer de mama? ¿qué rol juegan al momento de realizar un estudio mamario?
Explica Montoya: "La colocación de implantes mamarios es una opción estética altamente frecuente en nuestro país. Los implantes mamarios no originan un cáncer de mama, ni tienen relación causal con el mismo. La detección temprana del cáncer de mama también es posible con los implantes, si se realizan los estudios de imágenes adecuados y un correcto examen físico realizado por un mastólogo entrenado".
"Para el control de las mamas con implantes a la conocida mamografía se agrega una técnica especial llamada "Eklund", para ver específicamente el tejido mamario. Además de la ecografía y la resonancia magnética nuclear".
Diagnóstico precoz
Agrega Montoya: "El diagnóstico precoz aumenta las posibilidades de curación de cualquier cáncer y asegura mejores resultados estéticos, por eso es muy importante que la mujer aprenda a conocer sus mamas. Esto es, estar atenta a la aparición de nódulos, derrames de sangre por pezón, retracción de la piel o cualquier otro signo fuera de lo común".
Porque si bien el autoexamen es un control recomendable, la detección precoz se realiza esencialmente a través de imágenes (mamografía). Lo ideal es realizar una consulta al año con el profesional idóneo para el diagnóstico y tratamiento de patologías mamarias.
Al respecto la Sociedad Argentina de Mastología recomienda una mamografía de base entre los 35 y los 37 años de edad en pacientes con exámenes clínicos normales, sin antecedentes familiares de cáncer de mama. En pacientes con antecedentes fuertes (familiar directo, madre, hermana) se recomienda realizar la mamografía 10 años antes de la edad de detección del cáncer del familiar más cercano. Por lo general, es a los 30 años.
La displasia mamaria es una de las consultas más frecuentes que las mujeres elevan al especialista mastólogo. Al respecto puntualiza Montoya: "La displasia mamaria no es una 'enfermedad' sino una 'condición' de la mama. Esta lleva a presentar frecuentemente, síntomas relacionados con las hormonas como mayor dolor o molestia en los últimos días del ciclo menstrual, a veces acompañado de nodularidad. Pero la displasia mamaria es un proceso benigno que no origina, ni predispone a padecer un cáncer de mama".
La lactancia ejerce un efecto benéfico protegiendo, en un pequeño porcentaje, a las mamas contra el cáncer. "Esto tiene su explicación en la maduración que sufre la glándula durante el embarazo. Por esta razón, y por sus múltiples beneficios relacionados con la salud neonatal es que se recomienda la lactancia materna como parte integral de la salud mamaria", remarca la mastóloga.
Dos preguntas claves
A los anticonceptivos orales muchas veces se los señala como el origen de todos los males. ¿Son nocivos para la salud de la mama?
"Los anticonceptivos orales no son nocivos para las mamas, ni pueden provocar, por sí mismos, un cáncer de mama", remarca Montoya. "Sólo en algunas mujeres, de acuerdo a sus antecedentes personales y familiares puede modificar el riesgo que tengan a desarrollarlo. Es fundamental la evaluación con el profesional a cargo para elegir correctamente el tipo de anticoncepción a utilizar".
Otro mito instalado en muchas mujeres es la relación entre la menopausia y el cáncer de mama: "Es una relación muy estrecha, ya que la edad en las mujeres, es el factor de riesgo más importante para desarrollar un cancer de mama. A mayor edad: mayor riesgo".
No obstante, en el origen del cáncer de mama, intervienen muchos factores: hormonales, personales, familiares, ambientales, entre otros. Poner mayor atención mediante los controles mamarios periódicos y habituales en esta etapa de la vida, junto con un estilo de vida saludable, permite la detección temprana de la enfermedad llevando a una posibilidad muy alta de curación.
Mucho más que PIP
Sobre las prótesis PIP se sabe que, entre otros compuestos, contienen un aditivo para carburantes. El índice de rotura de implantes de otras marcas del mercado es del 0,5% al 1% por lo que la vida útil de una prótesis moderna -que no sean las PIP- suele ser de entre 20 y 25 años dentro del cuerpo.
Pasados esos años, los implantes deben ajustarse o cambiarse por otros mediante cirugías. En el caso de las prótesis mamarias PIP, el índice de rotura oscila entre un 7% y un 12%. Por lo tanto, entrar nuevamente a un quirófano para cambiarlas debería ser entre 3 y 5 años.
El Corpiño: 100 años no es nada
En 1914 se patentó el primer corpiño, en manos de una joven neoyorquina de 19 años, Mary Phelps Jacob, quien decidió cortar las molestas varillas del corsé de un vestido de fiesta justo por debajo del busto y sujetar lo que quedaba con un par de tirantes.
Cien años han pasado desde entonces y sin lugar a dudas, el corpiño, se ha convertido en una prenda básica en la indumentaria femenina. No obstante ello, muchas veces, junto al desodorante se lo ha "acusado falsamente" de originar algunas dolencias mamarias.
En diálogo con Infobae, la mastóloga Diana Montoya también se refirió a los mitos y verdades del uso del corpiño. Y primero apunta: "Es muy importante que todas las mujeres sepamos que ningún corpiño origina un cáncer de mama. Específicamente, los corpiños con aro pueden provocar algunas molestias o dolor en el límite inferior de la mama si están muy ajustados, pero esto no ocasiona ningún cambio en el tejido mamario ni originará un cáncer".