"La difícil situación de los cristianos, yazidíes y de otras comunidades religiosas y minorías étnicas en Irak requiere una postura clara y valiente de los líderes religiosos, especialmente los musulmanes, de las personas que participan en el diálogo interreligioso y de todas las personas de buena voluntad", afirmó el Vaticano a través de un comunicado del Consejo Pontificio para el Diálogo Religioso.
Este dicasterio de la Curia también pidió que éstos "sean unánimes en condenar y denunciar estos crímenes y de la invocación de la religión para justificarlos".
El organismo, cuyo responsable es el cardenal francés Jean-Louis Tauran -quien fuera canciller del papa polaco, Juan Pablo II-, también instó a los líderes religiosos para que "ejerzan su influencia sobre los gobernantes para el cese de estos delitos, para que haya un castigo para quienes los cometan, se restaure la ley en el país y se garantice el regreso de los desplazados".
Para dicho Consejo Pontificio "el apoyo, la financiación y el armar a los terroristas es un acto moralmente reprobable".
En la nota se describen los crímenes que los extremistas están perpetrando en Irak, en particular contra las minorías, como "el asesinato de personas por motivos religiosos, la decapitación, la crucifixión, y el ahorcamiento en lugares públicos, la conversión forzosa al Islam de los cristianos y de la comunidad yazidíes, el pago de un impuesto (jizya) o la expulsión de miles de personas".
También se denuncia que se haya "secuestrado a niñas y mujeres de las comunidades yazidíes y cristiana como botín de guerra, la imposición de la terrible práctica de la infibulación y la destrucción de lugares de culto y su profanación", entre otros.
"Ninguna causa puede justificar esta barbarie, y menos aun la religión", agrega el comunicado.
El dicasterio recordó en su comunicado que, a lo largo de los siglos, "los cristianos y musulmanes han vivido juntos -es cierto que con altibajos- para la construcción de una cultura de convivencia y civilización de la que están orgullosos".