Cuando se cumplen 45 años del más impactante crimen dentro del ambiente de Hollywood, aquel que en agosto de 1969 acabó con la vida de Sharon Tate, la entonces esposa del cineasta Roman Polanski, y otras cuatro personas, una de las secuaces del psicópata Charles Manson ha decidido confesar las razones que provocaron esa masacre.
Patricia Krenwinkel, que tenía 21 años cuando se produjeron los hechos y que al igual que el resto de sus cómplices cumple cadena perpetua, habló por primera vez en dos décadas frente a la cámara de Olivia Klaus, una documentalista que dirige la obra "My life after Manson".
La convicta, ahora sexagenaria, ha admitido que colaboró en los "terroríficos" y "abominables" crímenes de Manson porque durante aquellos años era, según sus palabras, una "cobarde".
Más allá de integrar el culto del ex músico, la entonces veinteañera cumple condena por el brutal apuñalamiento de Abigail Folger, una empresaria californiana, así como del matrimonio que componían Leno y Rosemary La Bianca, a quienes descuartizó en las inmediaciones de Los Feliz, un suburbio residencial de Los Angeles.
Ella fue la encargada de grafitear sobre los lugares del crimen la consigna "Muerte a los cerdos", una argucia con la que Manson pretendía atribuir la autoría de la tragedia a la comunidad negra.
En una nota para el New York Times, la documentalista aseguró que Krenwinkel "lleva años tratando de conciliar las dos esferas de su vida: la veinteañera que mató bajo la supervisión del hombre al que amaba, y la mujer de sesenta años que se tortura cada día recordando el dolor que provocó".
En cuanto al resto de las integrantes de "La familia", apelativo con el que Manson bautizó la secta que dirigía, Susan Atkings murió de un cáncer en la cárcel en 2009 mientras que Leslie Van Houten todavía permanece en prisión.
Manson ha declarado varias veces que prefiere seguir bajo tutela del sistema penitenciario pese a que, sea como fuere, la próxima revisión de su caso tendrá lugar en 2027, cuando el problemático sociópata tenga 92 años.