Un potencial arma de destrucción masiva ha caído en manos de la milicia del Estado Islámico en Irak, que recientemente se adueñó de la represa de Mosul, la más grande del país y es hoy una verdadera "bomba de agua".
Si los líderes del grupo yihadista se deciden a hacer estallar la represa, advierten los expertos, podría causar inundaciones devastadoras a lo largo del valle del río Tigris que, después de arrasar a Mosul, incluso sería capaz de causar daños notables a Bagdad, ubicada a 350 kilómetros al sureste.
Las mismas milicias yihadistas, por otra parte, no han dudado en utilizar esa arma, aunque en una escala muy pequeña, después de haber conquistado a sangre y fuego, a principios de este año, la ciudad de Faluya, 60 kilómetros al oeste de Bagdad, y cercana a la represa del Ufrates.
Entonces, al menos cinco personas murieron, miles se vieron obligadas a abandonar sus hogares y tierras de cultivo fueron devastadas cuando los yihadistas cerraron deliberadamente todos los canales para drenar el agua, haciendo que el río desbordara y las ciudades y pueblos se toparan con inundaciones, que llegaron hasta las puertas de la capital.
Pero la importancia estratégica de la represa de Mosul, 35 kilómetros al norte de la ciudad homónima, es aún muy superior. La represa, construida en los años 80, de 131 metros de altura y 3,2 kilómetros de largo, favorece el riego de la provincia de Nínive.
"La milicia de EIIL tomó el control total de la represa"
También se entiende la preocupación y cierta desesperación desde que Bashar al Kiky, presidente de la Consejo Provincial, anunció que "la milicia de EIIL tomó el control total de la presa".
Es difícil pensar que el Estado Islámico está dispuesto a hacer volar la represa, ya que controla los vastos territorios a lo largo del Tigris, de Mosul a Tikrit. Pero su control sigue siendo una poderosa arma de chantaje.
Además, tampoco se puede excluir algún incidente. Por ejemplo, la planta está sufriendo desperfectos por el impacto de alguna bomba durante un ataque de los peshmerga (kurdos armados), que hasta hace dos días la tenían bajo control, con apoyo aéreo de Bagdad.
A los crecientes temores se suma el hecho de que, según los estudios llevados a cabo por los estadounidenses en 2007 y reportados al gobierno en Bagdad, la represa está basada en una
estructura inestable. Es esa dificultad la que llevó a los iraquíes a inyectar en sus cimientos unas 50.000 toneladas de cemento al año para mantenerla.
La toma de la represa coincide con el regreso de Estados Unidos, que ha decidido una acción militar para combatir a los yihadistas y contrarrestar su avanzada. En el día de hoy, Francia y Gran Bretaña han anunciado que se plegarán para una acción conjunta.