Alan Gross se despide de su familia desde Cuba: "La vida en la cárcel no es digna de ser vivida"

El estadounidense preso desde 2009 en la isla les dijo a su mujer y sus dos hijas que se ha rendido. Advirtió que "éste será su último cumpleaños", reveló su abogado

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El abogado de un estadounidense que ha pasado más de cuatro años preso en a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" Cuba/a dijo el lunes que su cliente no puede resistir mucho más tiempo la vida en prisión y ya se despidió de su esposa y una hija.

Su abogado dijo en un comunicado que su cliente se "ha rendido", y le dijo que "la vida en la cárcel no es una vida digna de ser vivida".

Gross previamente había dicho que su 65to cumpleaños en mayo a href="http://www.infobae.com/2014/06/25/1575898-el-abogado-la-familia-gross-advierte-cuba-alan-planea-terminar-su-vida" rel="noopener noreferrer" sería el último que celebraría en la cárcel, "de un modo u otro"./a

Se despidió de su esposa e hija menor durante una visita reciente. Le había dicho previamente a sus dos hijas que no lo visitaran.

Gross ha dejado de hacer ejercicio y su salud no es buena, dijo Gilbert, quien planea visitar a su cliente esta semana. Tiene muchos padecimientos en las caderas y ha perdido casi toda la visión del ojo derecho. Gilbert agregó que "el deterioro emocional (de Gross) ha sido severo", particularmente tras la muerte en junio de su madre, que tenía 92 años.

Hablaban frecuentemente por teléfono y cuando Gross estuvo nueve días en huelga de hambre en abril, fue su madre quien lo persuadió de interrumpirla. Gross había pedido autorización al gobierno cubano para regresar a los Estados Unidos para el funeral de su madre, pero la solicitud fue rechazada.

Judy Gross, su esposa, dijo el lunes en un comunicado que nunca ha visto a su esposo en tan malas condiciones durante el tiempo que ha pasado en prisión y escribió que "su decisión de despedirse de nosotros fue muy dolorosa".

Gross también se ha negado a ver a funcionarios de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, que hace las veces de embajada, porque los dos países no tienen relaciones diplomáticas formales.

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El caso

Gross enfrenta una sentencia de 15 años. Fue detenido en 2009 cuando trataba de instalar redes de internet sin permiso del gobierno en una comunidad judía de la isla bajo un contrato con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), una entidad del gobierno.

El contratista asegura que sus actividades no eran una amenaza para Cuba. Sin embargo, La Habana considera este tipo de programas una afrenta a su soberanía, y Gross fue sentenciado bajo un estatuto de crímenes contra el estado.

Cuba ha manifestado que quiere buscar una solución que incluya a tres agentes que están purgando largas sentencias en los Estados Unidos por cargos relacionados con espionaje.

Washington dice que los casos no son comparables.