Está claro que la Presidenta y su Ministro decidieron correr con el costo del default. En Economía podrían estar trabajando en un texto con una propuesta que permita cumplir con la sentencia del juez Thomas Griesa, sin caer bajo las garras de la ya famosa cláusula RUFO. Sin embargo, trabajan contrarreloj en el diseño de un esquema que blinde a las cuentas y bienes nacionales de los embargos masivos que imaginan caerán apenas se conozca la falta de acuerdo con los fondos NML y Aurelius.
?En círculos peronistas también se habla de una misteriosa carpeta que tendría Cristina Fernández de Kirchner con escenarios económicos para el segundo semestre, que ella misma solicitó. Trascendió que no figuran conceptos como "recesión", "inflación", o "desempleo", pero que el informe hace referencia a esos peligros, aunque con otras palabras. Serían "caída de la actividad", "aumento de precios", "caída del empleo". Nombrar distinto, para que suene menos dramático. Por lo menos en el papel.
?Si se toma en cuenta la fobia kirchnerista por las malas noticias, es más probable que los pronósticos que estén en esa carpeta estén dulcificados, es decir, no sean realistas. De hecho, se asegura que la Presidenta está convencida de que no es el Estado argentino el que corre más riesgos ante el inminente default, sino el sector privado, ya que tendrá más dificultades de acceder al crédito por el aumento de tasas y sufrirá la presión del aumento del dólar de mercado.
?A juzgar por la manera en que Cristina lo comentó con un allegado, podría decirse que disfruta los problemas adicionales que tendrán los empresarios argentinos en el segundo semestre. Casi como si lo tuvieran merecido, "por no invertir en la Argentina", dijo ella. Tal vez no le guste que cada vez critiquen en voz más alta al Gobierno y hayan empezado a mostrar respaldo a candidaturas presidenciales para el 2015. O quizás pretenda un respaldo más explícito a su brillante modelo nac&pop. Difícil saber lo que pasa por su cabeza.
La Presidenta está convencida de que no es el Estado argentino el que corre más riesgos ante el inminente default, sino el sector privado
?En el mítico Florida Garden, un empresario automotriz no ocultaba su desazón mientras observaba que el local ubicado exactamente en diagonal a esa esquina de Florida y Paraguay, está vacío hace meses. Y decía: "Estamos tan mal que la Presidenta inaugura con bombos y platillos una inversión de 10 millones de dólares. ¿Se dará cuenta de lo que se está viviendo en la calle?".
?Efectivamente, centrados en el discurso sobre fondos buitre y otras delicias, nadie comentó acerca de que la nueva planta de Yamaha Motors Argentina significó una inversión 14.6 millones de dólares. Parece tan poco que, en el comunicado oficial, se lo puso en pesos, 120 millones. Tragicómico.
?"No hay negocio rentable", se quejaba otro empresario, "ni la soja, porque si la tenés que traer de Salta, perdés plata". Y contaba que el rubro náutico está "absolutamente paralizado, porque con el aumento de impuestos internos no hay venta, y tampoco se puede exportar, ya que es imposible conseguir insumos importados o por las retenciones a la exportación, que nos saca competividad".
?En este sector, además, parece que también habría una cierta venganza política. "Algo así nos sugirió el senador Aníbal Fernández, que está muy al tanto de esta industria, de la cantidad de puestos de trabajo que podría generar en plena actividad y nos llevó a hablar con la ministra Débora Giorgi y con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. En concreto, por algunos comentarios secundarios, entendimos que como la industria náutica está instalada en los municipios de Tigre, San Fernando, San Isidro y Escobar, todos en manos del massismo, no había interés de parte de la Presidenta de que el sector funcione."
?¿Podrá ser posible algo así? ¿Que se penalice a un sector económico sólo porque está radicado en territorio enemigo?
"Como la industria náutica está instalada en partidos en manos del massismo, no había interés de parte de la Presidenta de que el sector funcione", contó un empresario
?Ahora la Presidenta está obsesionada por llamar al default en el que caerá la Argentina el próximo miércoles, de otro modo. En Las Palabras y Las Cosas, Michel Foucault postula que no hay correspondencia, ni una representación directa, sino un quiebre, un vacío, un "confuso dominio", que hace que las verdades vayan cambiando a lo largo de la historia. Y teorizando sobre la obra de Jorge Luis Borges y sus falsas taxonomías, "sus heterotopías que inquietan", porque minan las certezas, asegura que "las utopías consuelan, porque permiten las fábulas y los discursos".
No sabemos si es porque leyó a Foucault y su libro esencial que Cristina vuelve una y otra vez con cambiar el nombre a las cosas, pero alguien debería decirle que su insistencia por llamar de otro modo al pago que nuestro país no realizará el 30 de julio, no evitará los angustiantes recuerdos del 2001, ni las penosas comparaciones con lo que ya se avecina, un kirchnerismo de triste final. Mucho menos, que "default" será la forma en que seguiremos llamando a la decisión que ella y su Ministro tomaron, en todas las conversaciones, aquí, y en cualquier parte del mundo.
Salvo que ocurra un milagro, y el juez decida una cautelar. Si no lo hace, la culpa de este nuevo default argentino la tendrá Griesa. Muchos líderes de opinión financieros globales, incluso, así lo creen. Porque Cristina no es buena gobernando, pero hay que reconocer su habilidad para echarle la culpa de sus errores a los demás.