Aniquiló a 10 millones de combatientes y algunos civiles. Un mes antes, el 28 de junio, en Sarajevo, una región que quería automía, autodeterminación y jerarquía, pero aplastada por Viena, Gavrilo Princip, casi un adolescente asesinó al Archiduque Francisco Fernando, sucesor al trono y a su esposa.
Según el historiador inglés Eric Hobsbawn, el siglo veinte recién comienza con los primeros cañonazos de lo que sería la Primera Guerra Mundial (así llamada, aunque no fue Mundial, sino europea, pero también se desarrolló en todos los territorios del ex Imperio Turco).
Hasta 1914 el mundo había continuado con el modo de vida, el temperamento, el "tiempo" que se vivía desde la segunda mitad del siglo XIX, cuando la Revolución Industrial trajo riquezas, mejor alimentación y trabajo para los obreros y originó una burguesía culta, aventurera y sensual. El escritor Stefan Zweig describe muy bien las costumbres y la visión del mundo de aquel tiempo en su libro "El Mundo de Ayer" tan solo hablando de sus padres, de sus familias y de los amigos de su padre, un empresario judío de Viena, interlocutor de gente célebre. Zweig se refería a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, a su casa donde debía reinar el silencio, donde el tic tac de los relojes grandes mostraban otra manera de que pasara el tiempo. Lentamente. La expectativa de vida de un adulto, entonces, bordeaba los 50 años. Su padre tenía 48 años pero ya era un hombre "excesivamente maduro", en el límite de lo esperable.
La Primera Guerra fue un acto donde se mezcló la locura y la competencia entre naciones poderosas. Alemania, en el centro del continente estaba en 1900 más desarrollada y más rica que Inglaterra y que Francia pero carecía de colonias que le proveyeran de insumos elementales, como si tenían los otros. Y los necesitaba. Inglaterra era el centro de un Imperio casi inabarcable y dueña y señora de todos los mares con una flota de combate nunca vista. Francia era más campesina. Pero desde hacía veinte años se presenciaba una carrera armamentista entre los poderosos.
Esa guerra pulverizó el concepto de la piedad. Se combatía a bayoneta calada para conquistar algunos metros frente al enemigo. Desde las trincheras, donde los vivos no podían enterrar a los muertos por las descargas de artillería, invadidos por las ratas y el hambre los soldados se codearon con la crueldad absoluta.Se usaron gases venenosos que cegaban o mataban. Se usó armamento sofisticado con alta capacidad de destrucción.
Fue un desastre de tal magnitud que al terminar el enfrentamiento Inglaterra ya no era la potencia que había sido, Francia se sumergió en la miseria y la desesperanza y Alemania entró en un colapso donde participaron revolucionarios de izquierda diezmados por el Ejército retornado (los Espartaquistas de Rosa Luxemburgo) y donde finalmente asumió un gobierno socialdemócrata que fundó la República de Weimar (1918-1933). La vencida Alemania debió firmar indemnizaciones de rendición en el Tratado de Versailles que los Aliados vencedores tomaron como una venganza, pero que lo único que aportó fue vergüenza y odio, aprovechados más tarde por los nazis y los nacionalistas extremos.
Tras la invasión a Serbia por Viena, la Rusia del Zar comienza a movilizarse casi inmediatamente. Los serbios son eslavos del sur, forman parte de un mismo pueblo con los eslavos del norte. Alemania, por su parte, invade la neutral Bélgica para aprovisionarse de carbón y minerales. Esa violación de la soberanía belga llevó a Inglaterra a declarar la guerra a Alemania. Pero los alemanes avanzan por Francia y pueden ser detenidos recién en las afueras de París. Luego retrocedieron y se atrincheraron en distintas zonas conformando el Frente Occidental.
En el Frente Oriental los rusos vencieron en distintas batallas a los austrohúngaros pero cuando intentaron invadir Prusia Oriental los alemanes comenzaron a castigarlos y los hicieron retroceder. El tercer Frente lo constituyó la lucha de los ingleses más los hombres de sus colonias, como los canadienses, australianos y neozelandeses contra el Imperio Otomano. Un daño muy importante fue organizado por Tomás Edward Lawrence, un intelectual políglota que logra que los árabes del desierto se rebelen contra los turcos, dinamiten sus vías férreas y destruyan, maten y roben lo que encuentran a su paso. Ese líder se convirtió en leyenda. Se lo conoce como " Lawence de Arabia". Después de tantas peripecias y odiseas pocas veces vista se mató en un accidente de moto en 1935.
Se conformaron dos fuertes adversarios. Por un lado la "Triple Alianza" con el Reino Unido, Francia, el Imperio Ruso. Pero un año después se sumó Italia a aquellos. Y en 1917 lo hizo Estados Unidos. Enfrente estaba la "Triple Entente", con Alemania, el Imperio Austro Húngaro, el Imperio Otomano y Bulgaria.
Los Jefes de Estado tomaron esta guerra, en un comienzo, con una liviandad insoportable. Los pueblos también. Acompañaban con algarabía la marcha de los soldados, que fueron enviados con ropa de verano porque "todo terminará en cuatro meses". El líder francés George Clemenceau escribió: "Los franceses van a la guerra con el corazón contento". Se querían vengar de la derrota infligida por los alemanes en 1870. Louis-Ferdinand Celine describió ese clima festivo en su famosa novela "Viaje al fin de la noche": la gente tiraba flores a los soldados que se dirigían al frente, los besaban y le gritaban que pronto los esperaban. En Gran Bretaña los voluntarios se inscribían en tropel. Algo así como una fiebre de "romanticismo patriota", que muy pronto se desvanecería.Y cuatro después, en 1918, en el final, estaban enfermos de tanta destrucción.
Cinco meses después de iniciada la guerra los aliados habían alcanzado a penetrar en terreno enemigo apenas 5 kilómetros dejando a un costado un total de 420.000 bajas británicas y 200.000 franceses,mientras los alemanes perdieron 450.000 hombres. Hubo batallas como la de Somme con millares de pérdidas inútiles. O la de Verdún donde fueron masacrados 600.000 hombres en avances y retrocesos a lo largo de un mes largo. Fue un asesinato masivo, una trampa, centenares de miles obedeciendo órdenes militares idiotas, cuanto más absurdas, desencajadas.
A medida que las hostilidades avanzaban se multiplicaron los mutilados, que llenaron las salas de los hospitales y conmovieron la conciencia de las sociedades europeas y mundiales.
Hubo diferencias de sufrimiento y muerte: en 1914 dos tercios de los generales y el sesenta por ciento de los coroneles formaban parte de la nobleza. A los oficiales alemanes se los destinaba según sus fortunas personales. Los más ricos ingresaban en "el honor" de la caballería. En Rusia, los altos cargos del Ejército se cubrían sólo con candidatos de la aristocracia, la mayoría de ellos vagos e ineptos. La oficialidad francesa fue la única, en Europa, que no se dejó influir por la nobleza y fue elegida según conocimientos y capacidad táctica.
No en vano el héroe principal de la película "Paths of Glory", que en la Argentina se tituló injustamente "La Patrulla Infernal", desempeñado el papel por el actor Kirk Douglas, capaz de dirigir a sus hombres a una batalla imposible, en el film era un abogado del fuero de París. Esa película fue una de las primeras producciones antes de la década del sesenta de un genio: el director norteamericano residente en Inglaterra Stanley Kubrick. La película fue prohibida en Francia por décadas, en razón de la crítica a los militares franceses, como si se tratara de una carga de profundidad.
Historiadores revisionistas prefieren jerarquizar diferentes detonantes del comienzo de la guerra. El periodista e historiador alemán antinazi Sebastián Haffner precisa que fue Alemania y "sólo ella" la causante del conflicto y no los disparos de Sarajevo. Indica que Europa esperaba y casi deseaba una guerra y muchos la anhelaban como una aventura romántica cuando los hechos concretaron un cataclismo de crueldad y horror. Todas situaciones para pensar y reflexionar.
Los gases venenosos se emplearon por primera vez el 23 de abril de 1915. Los alemanes derramaron gas oximuriático -un gas clorado- contra las líneas francesas e ingleses en Yprés. Esta forma de matar ya había sido utilizada 431 años antes de Cristo cuando los espartanos saturaban la madera en el combate con pez y azufre, quemándola para asfixiar al enemigo. Un nuevo ataque tuvo lugar el 19 de diciembre de 1915, con un nuevo gas, el fosgeno, pero los aliados ya estaban preparados para esa ofensiva.
La vida del soldado fue narrada magistralmente en dos grandes novelas. Una fue "Sin novedad en el frente", del alemán antibelicista Erich María Remarque y "Adiós a las armas" del norteamericano voluntario en el Ejército italiano Ernst Hemingway. Hacia 1917 las deserciones en masa se convirtieron en un drenaje humano importantísimo en las filas militares. Durante la guerra, unos 350.000 soldados italianos fueron juzgados por distintas razones y más de 4.000 condenados a muerte. El final vergonzoso de la batalla de Caporetto se convirtió en leyenda. Hubo 40.000 bajas entre muertos y heridos, 300.000 hombres se rindieron a los austríacos y 350.000 peninsulares desertaron, partieron para sus casas. En el frente ruso los soldados mataron oficiales y en el frente inglés hubo 300 manifestaciones de protesta.
La Primera Guerra que procuró mantener el Viejo Orden económico y social sólo aportó desintegración social y económica. Con el fin de la contienda se sucedieron motines y revueltas en Alemania. En 1917, en febrero, en Rusia, primero los mencheviques guiados por Kerensky y luego los bolcheviques que organizaron un golpe de Estado de la mano de Lenin en octubre desataron la "ola roja" de la rebelión. En Italia el fascismo ganó definitivamente el poder con Mussolini en 1922 frente al desorden y las huelgas.
El mundo presenció una revolución en las expresiones artísticas, una relajación de las costumbres y el trato social y sobre el ring se enfrentaron en otro combate que se extendería a la Segunda Guerra Mundial los bolcheviques, la izquierda, y el fascismo de extrema derecha. Todavía seguimos pagando las consecuencias. Y el recuerdo de aquella fiebre suicida y loca no se va de la conciencia de los políticos. Tras la Segunda Guerra arribó la "Guerra Fría" que gestó enfrentamientos locales, como Vietnam contra los franceses, Corea en 1950 y la extendida guerra de Vietnam a partir de 1964 y por 10 años. Esa "Guerra Fría" donde el mundo estuvo a punto de explotar por la amenaza de la cohetería atómica se acabó con la caída del Muro que dividía las dos Alemania y la evaporación del comunismo.