El exitoso cineasta Pier Paolo Pasolini –asesinado en noviembre de 1975 en circunstancias nunca del todo esclarecidas– leyó el Evangelio según San Mateo, casi por casualidad, en el año 1962 y quedó impactado. Ateo y marxista, siempre sintió atracción por la religión: "Soy anticlerical (¡no tengo miedo de decirlo!), pero sé que hay en mí dos mil años de cristianismo –decía–. Sería loco si negase tal poderosa fuerza que hay en mí...".
Y sobre el Evangelio, aseguraba: "Ninguna otra palabra podrá alcanzar la altura poética del relato" bíblico.
Decidió entonces hacer una película, con ese mismo título bíblico (El Evangelio según San Mateo), para la que no le hacía falta un guión: bastaba con la traducción del texto a imágenes. Al estilo del neorrealismo de moda entonces, tampoco apeló a actores profesionales: el papel de Jesús lo hizo un joven militante anarquista catalán, Enrique Irazoqui, mientras que María –en su vejez– fue interpretada por la madre del propio Pasolini. Y así se conformó el reparto: amigos y parientes de amigos interpretaron a discípulos y demás figuras del relato; ningún actor profesional en esta coproducción franco italiana filmada en Sicilia, con estilo sencillo, despojado, casi minimalista.
El film, como se dijo, no se aparta en lo más mínimo del texto bíblico.
Sin embargo, en el momento de su estreno, en 1964, en el Festival de Venecia, recibió críticas de sectores católicos conservadores, precisamente por lo demasiado "realista", poco "sacra", y fue censurada.
En cierta forma, era también prejuicio hacia su realizador, quien un año antes había sido condenado a 4 meses de prisión –condena más tarde revocada– por "ultraje a la religión de Estado", por otro de sus films –Ricotta– considerado blasfemo.
Pero El Evangelio según San Mateo, dedicada por Pasolini "al recuerdo querido, alegre y familiar de Juan XXIII", fue bien recibida por el público y obtuvo el premio especial del jurado en Venecia.
Los tiempos cambian, y ahora la película de Pasolini ha recibido el "perdón" oficial de la Iglesia. L'Osservatore Romano, órgano oficial de la Santa Sede, lo define como "la mejor obra cinematrográfica sobre Jesús".
La película de Pasolini se encontraba en el archivo de la Filmoteca Vaticana desde hace varios años. En una revisión del material, el film mostró signos de pérdida de luminosidad e intensidad de las imágenes, por lo que se tomó la decisión de digitalizarlo.
Reconociendo su valor, el diario católico afirma que "la humanidad febril y primitiva que el cineasta lleva a la pantalla confiere un nuevo vigor al verbo cristiano que aparece en este contexto aún más actual, concreto y revolucionario".
"El Evangelio según San Mateo es una obra de arte, probablemente el mejor film jamás realizado sobre Jesús", se lee en el artículo del Osservatore, que anuncia que la película, rodada en 16 milímetros, ha sido digitalizada por la filmoteca del Vaticano.
De este modo, Pasolini pasa de intelectual herético a artista "canonizado". Giovanni Maria Vian, director del Osservatore Romano, dijo al diario italiano La Stampa que este reconocimiento a Pasolini es "un signo de la Iglesia de la misericordia de Francisco".
Y en verdad es un merecido homenaje a la fidelidad del director italiano al texto bíblico: la suya fue la primera versión no hollywoodense, edulcorada, de la vida de Cristo, algo que se verifica tanto en la selección de los actores, como en la sencillez de los parlamentos y la simplicidad de la trama, reflejo exacto del estilo del evangelista. El de Pasolini es un Jesús humano, pero esa humanidad está en el relato de Marcos: un Cristo que le teme a la muerte y al sufrimiento que le espera, que le pide a su Padre que se lo evite –"aparta de mí ese cáliz"–; pero nada de eso es blasfemia, sino fidelidad al Evangelio.
Aunque ateo, Pasolini reivindicaba a Jesús como una figura mítico-popular, un "resistente", un revulsivo para el estilo de vida moderno. "Nada me parece tan opuesto al mundo moderno como aquel Cristo afable en su corazón, pero 'violento' en su razón".
"Yo no creo que Cristo sea hijo de Dios –decía Pasolini–, porque no soy creyente. Pero creo que Cristo es divino: es decir, creo que en él la humanidad es elevada, rigurosa, ideal".