Un nuevo conflicto bilateral amenaza con instalarse en el Mercosur por la propuesta de instalar una planta de uranio en Formosa, a pocos kilómetros de la frontera con Paraguay. Como sucede con la pastera Botnia – que enfrenta a los gobiernos de Argentina y Uruguay – la posibilidad de que la firma Dioxitek lleve sus instalaciones a tan sólo 16 kilómetros de Formosa capital puso en alerta no sólo al país vecino, sino también a legisladores, vecinos y hasta la Iglesia de la provincia.
Esa misma firma debió retirarse de Córdoba luego de que fuera denunciada por la Comisión de Energía Nuclear. Ahora, la empresa busca una nueva locación para fijar sus operaciones. Pero por el potencial riesgo que puede ser recibir una planta de enriquecimiento de uranio denunciada, ciudades como San Rafael, Mendoza, ya rechazaron la iniciativa.
Ahora, el proyecto es impulsado por el gobierno de Gildo Insfrán, pero se encuentra con la férrea resistencia de la oposición formoseña, parte de la sociedad y hasta de sus vecinos paraguayos, alarmados por la posibilidad de contaminaciones.
El martes de la semana pasada se realizó en la provincia una audiencia pública no vinculante. Allí, Dioxitek – sociedad anónima estatal que pertenece en un 99% a la Comisión Nacional de Energía Atómica y en un 1% a Mendoza – presentó los resultados del estudio de impacto ambiental que había encargado para que analizara su propuesta. En el encuentro hubo unos 40 expositores y 400 personas entre el público.
Distintas organizaciones ambientales advirtieron que en realidad se trata de un estudio incompleto y, junto con dirigentes de la oposición, reclamaron que se realice una consulta popular para que los formoseños decidan si respaldan el desembarco de la planta en la provincia. A cargo de presidir la audiencia, el subsecretario de Ambiente local, Hugo Bay, aclaró que aún falta que el Poder Legislativo discuta y vote la iniciativa.
De ser aprobado, la tensión podría escalar a niveles internacionales. Quince días atrás, tres senadores paraguayos viajaron para reunirse con sus pares argentinos, obtener detalles sobre el proyecto y anticipar su rechazo. "El Senado paraguayo hizo una audiencia pública a fines de mayo para expresar su preocupación por una planta procesadora que fue clausurada en Córdoba", recordó el senador radical por Formosa Luis Naidenoff, en diálogo con el diario La Nación.
El lunes de la semana pasada, apenas horas antes de la audiencia, la propia Iglesia se sumó a la discusión. El obispo José Conejero envió al cura Adolfo Canesin una carta para que la leyera no sólo en la audiencia, sino también en la misa central por la celebración del Día de la Virgen del Carmen, patrona de Formosa. "No es bueno hipotecar la vida y la salud del pueblo formoseño", advirtió.