El genial actor Philip Seymour Hoffman redactó un sorpresivo testamento en el cual dejaba a sus hijos lejos de la millonaria fortuna que cosechó a lo largo de su carrera en a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" Hollywood/a. El protagonista -entre otras películas- de Truman Capote no quería que su descendencia estuviera compuesta por chicos malcriados.
Fue por eso que, antes de su muerte por una sobredosis de heroína, el actor decidió dejar a favor de su viuda, Mimi O'Donnell, los 35 millones de dólares que se calcula logró ahorrar en su cuenta bancaria. Sus tres hijos, como Hoffman quiso, deberán ganarse la vida.
El objetivo del talentoso intérprete era que sus hijos recibieran de su madre el dinero suficiente para ingresar a los mejores colegios y universidades y así formarse intelectualmente, con lo cual podrían ganarse la vida dignamente y no despilfarrar sus millones.
Según los documentos que pudo recopilar el diario norteamericano The New York Post, Hoffman desoyó los consejos de su abogado, quien le insistía en que dejara apartada una buena suma para Cooper, Tallulah y Willa, sus tres pequeños.
En su testamento de 2004 -poco después del nacimiento de Cooper- Hoffman llegó incluso a dejar por escrito en qué lugares quería que fueran educados: Manhattan, San Francisco o Chicago eran sus opciones más recomendables en caso de que algo malo le ocurriera.
Sin embargo, otro problema deberá enfrentar la heredera para cobrar la fortuna. Como O'Donnell no estaba casada legalmente con Hoffmann, deberá encontrar un buen abogado que salve esa pequeña diferencia con la Justicia. Para eso, David Friedman, el administrador del patrimonio del actor, deberá convencer a los oficiales judiciales de la legitimidad matrimonial más allá de los papeles.
El actor le había confiado a su abogado que simplemente "no creía en el matrimonio", como tantas otras personas en el mundo. O'Donnell tenía cuentas bancarias en común con el padre de sus tres hijos, con quien compartió gran parte de su vida hasta su muerte.