El papa Francisco dispuso "una visita apostólica a la diócesis y al obispo de Ciudad del Este", Rogelio Livieres Plano, incluidos sus dos seminarios, "a fin de ofrecer una asistencia para bien de aquella Iglesia particular", según anunció a principios de mes la Nunciatura en un comunicado.
El cardenal español, arcipreste de la Basílica romana Santa María la Mayor y presidente de la Comisión Cardenalicia de vigilancia del Instituto para las Obras de Religión (IOR), el banco del Vaticano, fue recibido por el nuncio apostólico en Asunción, Eliseo Ariotti. En tanto que se espera para las próximas horas la llegada del otro enviado del Vaticano, el uruguayo Milton Luis Tróccoli Cebedio, obispo auxiliar de Montevideo.
Livieres Plano aceptó "de buen grado el cuidado del Santo Padre y de la Santa Sede", según anunció Ariotti hace un mes cuando evitó referirse a la controversia en torno a la figura de Carlos Urrutigoity, un cura argentino acusado de abusos sexuales en Estados Unidos que trabaja desde hace nueve años en Ciudad del Este.
Urrutigoity fue acusado en 2002 por un estudiante de la Academia Saint Gregory en Pensilvania, Estados Unidos, de haberle ofrecido "dirección espiritual" durmiendo con él y más tarde de abusar sexualmente de él junto al reverendo Eric Ensey.
Esa denuncia fue seguida de al menos otras tres acusaciones de compartir cama y aproximaciones sexuales de otras personas, que se resolvieron con altas indemnizaciones.
Tróccoli Cebelio es también rector del seminario Cristo Rey, y se encargará específicamente de las visitas a los dos seminarios paraguayos durante el viaje que concluirá el 26 de julio.
Interna local
La figura del sacerdote argentino ha provocado un enfrentamiento entre los obispos de las dos principales ciudades de Paraguay.
El arzobispo de Asunción, Pastor Cuquejo, sugirió en junio reabrir una investigación para averiguar si son ciertas las acusaciones de abuso contra Urrutigoity, a lo que Livieres Plano respondió llamándolo "homosexual" en actos públicos y ante medios de comunicación.
Livieres, quien nombró a Urrutigoity como su número dos hace dos años, calificó de "mala persona" a Cuquejo y dijo que su intención de investigar "es como tirar piedras cuando uno tiene el techo de vidrio".
La Diócesis de Ciudad del Este invitó a que se realice "cualquier investigación o visita apostólica que se desee".
"Jamás ninguna víctima que haya sido menor ha acusado de ningún delito a Carlos Urrutigoity", rezaba el texto enviado por la Diócesis, que aseveraba que hay "sólo tres acusaciones concretas presentadas debidamente contra este presbítero", que no detalló.
Suspensión y destierro
Tras esas acusaciones en Estados Unidos, el prelado argentino fue suspendido en 2002 y enviado a Canadá para que le hicieran exámenes psicológicos en el Instituto Southdown, especializado en tratar a clérigos con problemas mentales.
Tanto la Diócesis de Scranton en Pensilvania, como antiguos profesores del seminario donde estudió Urrutigoity recomendaron al obispo de Ciudad del Este, al Nuncio Apostólico en Paraguay y al Nuncio Apostólico en Estados Unidos que no admitieran al sacerdote.
La Diócesis de Ciudad del Este aseguró que "después de nueve años de experiencia personal y ministerial directa de Urrutigoity puede "atestiguar sobre su idoneidad y ejemplaridad", y que por ello no tenía miedo de "dar la bienvenida a cualquier investigación o visita apostólica que se desee".
"Esto no sería bueno sólo para nosotros, sino también para la Iglesia en todo el país. Hemos mantenido siempre informada a la Santa Sede de todo lo que hacemos, y lo seguiremos haciendo", añadía el comunicado.