"Yo considero que un tipo delincuente va a seguir siendo delincuente adentro y afuera de la cárcel. Al menos yo", dijo años atrás Roberto José Carmona, entrevistado en la cárcel. Y no sorprende. Carmona es uno de los asesinos más temidos de Córdoba, que ahora podrá gozar de las salidas transitorias gracias a la decisión del juzgado de Ejecución Nº 2 de la provincia de Chaco.
Su historial delictivo comenzó cuando tenía diez años, con robos menores, pero en la madrugada del 15 de enero de 1986 comete el primero de sus tres crímenes conocidos.
El delincuente siguió camino con la chica hasta Toledo, y allí decidió volver a abusar de ella. Desesperada, Gabriela no paraba de gritar y sollozar dentro del coche. Carmona no la soportó más. La bajó del coche y la ejecutó. Roberto Carmona fue apresado en febrero de ese mismo año por la policía de Córdoba. Y dos años después, condenado a prisión perpetua.
Ya preso en el penal de San Martín, en la provincia de Córdoba, demostró que sería un tipo peligroso incluso para los demás detenidos. Una vez, luego de discutir con uno, le arrojó caramelo hirviendo en la cara porque no le "quería prestar" su mujer para tener sexo.
A otro preso, Martín Castro, lo apuñaló sin llegar a matarlo. Pero la cosa no terminaría ahí. A la noche, mientras dormía, le tiró aceite hirviendo en la cara mientras dormía, pero no murió.
La reacción del Servicio Penitenciario llegaría demasiado tarde. En 1994, luego de matar a Héctor Vicente Bolea, un preso con ascendencia en el resto de los internos, se decidió su traslado a la Prisión Regional de Chaco. Los presos cordobeses se quedaron con las ganas de lincharlo.
En julio de 1997 En la cárcel de Resistencia, su actitud no sería diferente. En julio de 1997, saldó sus diferencias con Demetrio Pérez Araujo clavándole una suerte de "lanza" confeccionada con un palo de escoba. La Justicia lo condenó otras dos veces por los crímenes cometidos en sendas cárceles.
Ahora, según informó el sitio Cadena 3, Carmona, de 51 años, podrá salir de la cárcel durante tres días cada cuatro meses para visitar a su familia, en el barrio San Roque, bajo control del juzgado de Ejecución de Córdoba. Para ello contará con personal de custodia y el seguimiento del Patronato del Liberado.