Uno de los asesinos presos más peligrosos del país recibió el beneficio de las salidas transitorias

Se trata de Roberto José Carmona, condenado a cadena perpetua por violar y matar a una adolescente de 16 años en Córdoba, en 1986. Ya en la cárcel, asesinó a dos reclusos y recibió otra pena. Ahora podrá salir para visitar a su familia

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"Yo considero que un tipo delincuente va a seguir siendo delincuente adentro y afuera de la cárcel. Al menos yo", dijo años atrás Roberto José Carmona, entrevistado en la cárcel. Y no sorprende. Carmona es uno de los asesinos más temidos de Córdoba, que ahora podrá gozar de las salidas transitorias gracias a la decisión del juzgado de Ejecución Nº 2 de la provincia de Chaco.


Su historial delictivo comenzó cuando tenía diez años, con robos menores, pero en la madrugada del 15 de enero de 1986 comete el primero de sus tres crímenes conocidos.


La noche del 14, Gabriela Ceppi (16) había ido a bailar con dos amigos. Los tres partieron a bordo de un Fiat 600 hacia la disco Chez Amis, de Villa Carlos Paz. Al regresar, por la ruta 20, pincharon una rueda y quedaron varados. Al rato, el conductor de un Ford Taunus frenó su vehículo y les ofreció ayuda: “Tengo un taco y una llave en el baúl del auto, se los presto”, dijo. Era Carmona, en ese momento de 23 años, quien una vez finalizado el cambio de neumático redujo a los amigos de Gabriela, les pidió el dinero y decidió escapar con ella. Tras viajar varios kilómetros con la chica como rehén, ingresó en un camino de tierra y la violó.

El delincuente siguió camino con la chica hasta Toledo, y allí decidió volver a abusar de ella. Desesperada, Gabriela no paraba de gritar y sollozar dentro del coche. Carmona no la soportó más. La bajó del coche y la ejecutó. Roberto Carmona fue apresado en febrero de ese mismo año por la policía de Córdoba. Y dos años después, condenado a prisión perpetua.


Ya preso en el penal de San Martín, en la provincia de Córdoba, demostró que sería un tipo peligroso incluso para los demás detenidos. Una vez, luego de discutir con uno, le arrojó caramelo hirviendo en la cara porque no le "quería prestar" su mujer para tener sexo.


A otro preso, Martín Castro, lo apuñaló sin llegar a matarlo. Pero la cosa no terminaría ahí. A la noche, mientras dormía, le tiró aceite hirviendo en la cara mientras dormía, pero no murió.


La reacción del Servicio Penitenciario llegaría demasiado tarde. En 1994, luego de matar a Héctor Vicente Bolea, un preso con ascendencia en el resto de los internos, se decidió su traslado a la Prisión Regional de Chaco. Los presos cordobeses se quedaron con las ganas de lincharlo.


En julio de 1997 En la cárcel de Resistencia, su actitud no sería diferente. En julio de 1997, saldó sus diferencias con Demetrio Pérez Araujo clavándole una suerte de "lanza" confeccionada con un palo de escoba. La Justicia lo condenó otras dos veces por los crímenes cometidos en sendas cárceles.


Ahora, según informó el sitio Cadena 3, Carmona, de 51 años, podrá salir de la cárcel durante tres días cada cuatro meses para visitar a su familia, en el barrio San Roque, bajo control del juzgado de Ejecución de Córdoba. Para ello contará con personal de custodia y el seguimiento del Patronato del Liberado.



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