El Mundial de fútbol 2014 parece estar cambiando el humor de los brasileños y habría provocado una mejora en la validación popular del gobierno de Dilma Rousseff.
En efecto, una encuesta publicada ayer arrojó que la imagen de la actual mandataria ha mejorado como consecuencia del éxito de la primera parte de la Copa del Mundo que se celebra en el país, después de varios meses de una caída sostenida de su popularidad.
La encuesta, realizada por Datafolha, establece que el apoyo a la sucesora de Lula da Silva, que irá por la reelección el 5 de octubre, ha aumentado de un 34 a un 38 por ciento en el último mes.
Sin embargo, Rousseff no es la única que crece en las encuestas. Su principal rival, Aecio Neves, subió un punto porcentual con respecto al último mes, alcanzando el 20 por ciento de popularidad. Otro de los adversarios de la presidente, Eduardo Campos, ganó dos puntos y llegó al 9 por ciento de popularidad entre los votantes, también de acuerdo al sondeo de Datafolha.
El Mundial también parece haber tenido efectos en la economía. Las expectativas inflacionarias se han relajado para caer de un 64 a un 58 por ciento, las de desempleo han caído de 48 a 43 por ciento y las de las personas que esperan una mejoría en la capacidad de compra de su salario subieron de un 27 a un 32 por ciento, de acuerdo con la misma encuesta.
A diferencia de lo que ocurría en el mes de junio, antes del megaevento deportivo, cuando sólo un 26 por ciento creía que el país podía mejorar, los que acogen esas esperanzas ahora llegan al 30 por ciento de los brasileños.
Aunque los cambios en las expectativas y en la percepción de la población en relación con los candidatos han sido leves, para el gobierno del PT se trata de un victoria política clave.
La popularidad de la presidente había experimentado una caída sostenida desde diciembre de 2013 y, antes de eso, había atravesado su peor momento durante la Copa Confederaciones, cuando millones de brasileños salieron a las calles a reclamar por mejoras en los servicios públicos y contra los gastos millonarios del evento.
El malestar de la población había aumentado, a su vez, con las irregularidades y las demoras en relación con las obras de infraestructura, y muchos de los detractores del oficialismo habían apostado que el Gobierno no cumpliría con los plazos y los objetivos del proyecto.
Ahora, aunque las manifestaciones contra la FIFA y los gastos del Mundial continúan, estas son minoritarias y ya no representan un peligro para Rousseff, quien se ocupó de organizar el mayor dispositivo de seguridad de la historia de eventos de este tipo con más de 150 mil efectivos entre policías, militares y agentes de seguridad privada.
La consulta de Datafolha se realizó a 2.857 posibles votantes entre martes y miércoles en el sitio en internet del diario Folha de Sao Paulo y tiene un margen de error de más o menos dos puntos porcentuales.
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