Cristina Kirchner encabezó el acto frente al Monumento a la Bandera, en Rosario. Su discurso, transmitido por cadena nacional, estuvo precedido por las palabras del gobernador Antonio Bonfatti y la intendenta Mónica Fein, quienes aludieron al desafío que enfrenta el país con los holdouts por la deuda externa.
Al tomar la palabra, reconoció que es un "20 de junio especial no sólo por las circunstancias que son de público conocimiento". "Curiosamente, todos los que nos señalaban como atolondrados son los que tienen hace bastante tiempo el mundo patas para arriba", se quejó.
Una vez más, la mandataria repasó la historia de la deuda: sostuvo que en 2001 a la Argentina "le soltaron la mano", cuestionó el blindaje y el megacanje, y destacó los esfuerzos que se hicieron para llegar a acuerdos con el Club de París y Repsol.
Con un evidente cambio de tono en relación con alocuciones recientes, evitó hablar de "fondos buitre" al referirse a los holdouts y aseguró que el Gobierno está decidido a buscar una negociación para saldar el litigio en la Justicia de los EEUU. "Desde 2005 hemos venido pagando los vencimientos de deuda", resaltó.
Escoltada por el gabinete en pleno, entre ellos el vicepresidente Amado Boudou, dijo: "Que nadie se equivoque, nosotros queremos cumplir con el 100% de los acreedores. Sólo pedimos que nos generen condiciones de negociación justas de acuerdo a la leyes", remarcó.
Y anunció que dio instrucciones para que los abogados del Gobierno le pidan al juez Thomas Griesa que genere las condiciones para negociar. "Queremos una negociación justa y equitativa".
"Estamos dispuestos a cumplir con nuestro deber, no estamos dispuestos a hacer lo que nos hicieron a nosotros", dijo. "En la Argentina lo que sobra es buena fe, y lo hemos demostrado haciéndonos cargo de nuestras deudas".
Consideró que el Gobierno ha demostrado que son "capaces de sentarnos a negociar y acordar". Y completó: "¿Quiénes son los que no quieren negociar? Los argentinos queremos negociar. ¿Y saben por qué tengo la obligación de negociar? Porque soy una presidenta responsable y hacerlo en el marco de la Constitución y de las leyes".
"Les pedimos a todos los argentinos estar más unidos que nunca, porque la unidad hace la fuerza", dijo. Y envió un mensaje a otras fuerzas políticas: les pidió "sobreponerse a las banderías políticas y pensar en la Argentina".
El lunes, al reaccionar a la decisión de la Corte Suprema de los EEUU de no hacer lugar a la apelación de la Argentina, la Presidente habló en cadena nacional de "extorsión" y sugirió que podría cambiar el lugar de pago de los bonos, medida que significaría entrar en default técnico.
Además de sus ministros, acompañaron a la mandataria en Rosario tres gobernadores oficialistas: Sergio Urribarri (Entre Ríos), Juan Manuel Urtubey (Salta) y Juan Carlos Bacileff Ivanoff (Chaco). No estuvo en cambio el bonaerense Daniel Scioli, a quien suele tener a su lado en buena parte de sus actos en la Casa Rosada y en la Provincia.
Frente a la estructura montada a espaldas del río Paraná, se apostaron miles de militantes pertenecientes a La Cámpora, Unidos y Organizados, Movimiento Evita, Kolina, Nuevo Encuentro y otras agrupaciones kirchneristas.