Apenas un minuto había transcurrido después que Arjen Robben marcara el segundo tanto de Holanda, con el que le daban vuelta el partido a España en el estreno del Grupo B de la Copa del Mundo, cuando Diego Costa perdió la cabeza (literalmente) y dejó de manifiesto el desborde emocional de su seleccionado. Mientras se aguardaba la ejecución de un tiro de esquina, el atacante del Atlético Madrid le propinó un cabezazo a Bruno Martins Indi. La maniobra, que merecía expulsión sin discusión alguna, fue completamente ignorada por el árbitro italiano Nicola Rizzoli.