Colombia es el país con mayor fraude empresarial de la región

La encuesta global de Ernst & Young determinó que sigue con la peor ubicación en Latinoamérica. Empresas nacionales siguen afectadas por prácticas corruptas para obtener beneficios en negocios

AP 163

Aunque este año dejó la primera casilla del escalafón que tenía en 2012 y pasó a la sexta posición entre 59 países, a href="http://www.infobae.com/lugares/colombia-a97" rel="noopener noreferrer" Colombia/a se mantiene con la peor imagen de América Latina, según la Encuesta global de Fraude Ernst & Young (EY).

La Encuesta de Fraude 2014 se lanzó este miércoles, tras entrevistar a 2.700 ejecutivos, colombianos incluidos, y el 40 por ciento de ellos considera que el soborno y la corrupción son comunes en el sector empresarial.

Sobre Colombia, el 71 por ciento de los encuestados se refirió a la existencia de prácticas antiéticas, como ofrecer regalos personales para ganar o retener negocios y alterar los resultados financieros de las compañías, entre otras.

Los empresarios que participaron en el estudio global perciben que el fraude en el sector empresarial se da en todas las escalas laborales, según informó un artículo de El Tiempo. El 27 por ciento de los presidentes de compañías estima que el soborno ocurre de forma frecuente en su país, mientras que uno de cada diez ejecutivos dijo que en los últimos dos años había tenido casos en sus propias empresas.

Liudmila Riaño, líder de la investigación de EY Colombia, advierte que "los esfuerzos de las compañías no siempre están enfocados en mitigar los riesgos de fraude de una forma efectiva". En Colombia, según los resultados de la encuesta, "el 60 por ciento de los ejecutivos no ha participado en revisiones de cumplimiento sobre asuntos de anticorrupción o antisoborno en los últimos dos años".

Un 45 por ciento de las organizaciones no está mitigando los riesgos mediante la implementación de una línea ética y menos del 50 por ciento de los entrevistados ha participado en entrenamientos antifraude, antisoborno y anticorrupción. No obstante, para Riaño, lo más preocupante es la baja percepción de la amenaza que representa el hackeo.