Bowe Bergdahl estuvo cuatro años cautivo de los talibanes en a href="http://www.infobae.com/lugares/afganistan-a235" rel="noopener noreferrer" Afganistán/a. Mucho se escribió sobre su vida, sus presuntos intentos de deserción y hasta de abandonos temporarios de sus puestos durante el combate. Cuatro años es mucho tiempo para transformar la cabeza de cualquiera, máxime cuando se es prisionero en un lugar hostil y el captor es un terrorista.
Sin embargo, de acuerdo a una extensa nota publicada hoy por el diario norteamericano The Washington Post, había indicios suficientes para pensar que Bergdahl no estaba en condiciones psicológicas para afrontar el desafío de la guerra. Incluso, no había completado los requisitos mínimos indispensable para permanecer como miembro activo de la a href="http://www.infobae.com/temas/guardia-costera-a5615" rel="noopener noreferrer" Guardia Costera/a de los a href="http://www.infobae.com/lugares/estados-unidos-a500" rel="noopener noreferrer" Estados Unidos/a. Nadie sabe cuáles fueron los motivos que lo alejaron de esta organización.
Al menos eso es lo que se desprende de los diarios personales y cadena de mails que el sargento de la marina norteamericana escribió antes de embarcarse para Afganistán, y antes de enrolarse en las fuerzas de seguridad nacionales.
"Cuanto más cerca está el día del embarco, más calmas son las voces. Estoy 'regresando'. Volviéndome más frío. Mis sentimientos se vacían... todo este juicio frío e insensible juicio de la oscuridad", señaló en uno de los párrafos que consiguió el Washington Post.
En otro tramo de su diario Bergdahl dice que no perderá "la razón", y aunque su prosa es confusa para interpretar y que "este mundo que tengo adentro mío, en lo profundo". "No perderé esta pasión por la belleza", concluye en un tramo del cuaderno.
"Estoy tan cansado de la oscuridad, pero qué me pasará a mí sin ella. Maldita sea, ¿por qué sigo pensando en esto una y otra vez", expresa el marine en su confesión íntima. "El mundo pintado de los artistas, escondido de los campos de sangre y gritos. Escondido del monstruo dentro suyo".
Los escritos a los que accedió el Washington Post fueron suministrados por una amiga íntima de Bergdahl. Kim Harrison se acercó a la redacción del diario norteamericano para contar la historia detrás del sargento que estuvo en poder de los talibanes durante cuatro largos años. Su amigo la había elegido para que le entregaran sus pertenencias si algo le pasaba.
En otro de los pasajes de los escritos -algunos hechos al margen de planillas del juego Sodoku-, Bergdahl dice: "Realmente, qué patético me siento cuando escucho a las personas hablar del infierno que enfrentaremos", en referencia a la guerra en Medio Oriente. "Comparado con el infierno de los verdaderos guerreros del pasado, nosotros somos sólo boyscouts".