La proclamación del rey Felipe VI de España se alejará de las coloridas ceremonias que se vieron en otros países de Europa: la presencia de mandatarios extranjeros y representantes de otras monarquías fue excluida hoy por la casa real española.
"No hay tiempo ni sitio en las tribunas del Congreso" para invitados del exterior, dijo un vocero de la casa real española. Por el carácter aconfesional del Estado, tampoco habrá una misa, como sí ocurrió cuando fue coronado Juan Carlos el 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte del dictador Francisco Franco.
Felipe, de 46 años, será proclamado rey en una sesión conjunta de las dos Cámaras del Parlamento español que tendrá lugar en el edificio del Congreso de los Diputados, en el centro de Madrid.
Antes de la coronación, el Congreso de los Diputados y el Senado deben aprobar la ley que regula la abdicación de Juan Carlos, de 76 años. La Cámara baja lo hará el 11 y la alta, seguramente la semana siguiente. Entonces será el propio Juan Carlos el que sancione la ley con su firma en una ceremonia en el palacio real, en el centro de Madrid, y al día siguiente se celebrará la proclamación en el Congreso de los Diputados, que comenzó ya a prepararse para la ceremonia. Arrancará entonces el reinado de Felipe VI, de 46 años, que la casa real se esfuerza en subrayar que no supone una nueva era, sino continuidad y estabilidad.
"La nueva etapa en la historia de España se inició en 1975 con don Juan Carlos, cuando pasamos de 40 años de dictadura a 40 años de democracia". El día de su proclamación, Felipe VI pronunciará un discurso en el que fijará las líneas básicas que regirán su reinado.
Julio y agosto los dedicará, junto a la reina Letizia, a viajar por España y por países vecinos en su presentación oficial como reyes. Según apuntó el vocero de la casa real, es muy probable que entre esos primeros destinos estén Francia, Marruecos y Portugal. Lo que es seguro es que viajarán el 4 de agosto a Bélgica para los actos del centenario del comienzo de la Primera Guerra Mundial.
Una de las cosas que tienen que aclararse tras la proclamación del nuevo rey es la protección legal del saliente. Y este es un tema que está dando mucho que hablar en España desde que el lunes Juan Carlos anunció su abdicación tras 39 años de reinado. La casa real española defendió que tendría que tener aforamiento, el privilegio de responder ante un alto tribunal y no en un tribunal ordinario en caso de tener que rendir cuentas a la Justicia. Sería de "sentido común, para evitar disparates", dijo el vocero. Como rey gozó de la inmunidad que le da la Constitución. Al dejar el trono perderá el blindaje, aunque no retroactivamente, y tendrá que responder como cualquier otro ciudadano ante la Justicia.
El aforamiento no supondría inmunidad, sino que respondería ante el Tribunal Supremo. Los altos cargos institucionales y los parlamentarios nacionales y regionales, entre otros, gozan de aforamiento en España, en total unas 10.000 personas. El tema tendrá que abordarlo el gobierno de Mariano Rajoy. Y Felipe VI tendrá que fijar las funciones de Juan Carlos y Sofía como ex reyes. Según dijo la casa real, el monarca no quiere usar ningún título vinculado a la Corona cuando deje de ser rey, con lo que se descarta que vaya a usar el de conde de Barcelona que tuvo su padre, Don Juan, hijo del rey Alfonso XIII y quien no llegó a reinar.