La Iglesia de Brasil le saca "tarjeta roja" a Rousseff por los costos del Mundial

La Pastoral criticó, sobre todo, el uso de fondos públicos y el traslado de familias para la construcción de estadios. Sus críticas serán difundidas durante la Copa en folletos escritos en portugués, español e inglés

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Apenas siete días faltan para el inicio del Mundial de Brasil 2014 y los problemas sociales no cesan. El rechazo a la realización del campeonato de fútbol –por sus elevados costos– crece día a día. Si algo le faltaba al gobierno de Dilma Rousseff era que la Iglesia se sumara a estas manifestaciones. Este miércoles, la Pastoral de Turismo de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) expresó que le saca "tarjeta roja" al Gobierno por haber utilizado fondos públicos para el evento deportivo más importante del mundo.

Además, la CNBB rechazó que la administración de Rousseff haya delegado "responsabilidades públicas" a grandes corporaciones y entidades privadas, según consigna el diario O´Globo.

Este mensaje de la Iglesia brasileña será difundido a toda la sociedad a través de folletos, en los cuales se incluirán ocho puntos entre idiomas (portugués, español e inglés) y que se repartirán en las 12 ciudades sedes del Mundial.

Entre los principales reclamos que figuran en las papeletas, se encuentran la violación del derecho de información de los ciudadanos, la exclusión de la participación de las brasileños en la toma de decisiones sobre las que se llevaron a cabo para el campeonato y el traslado "de familias y comunidades para la construcción de obras y estadios" de la Copa, en violación del derecho de propiedad en los barrios y comunidades populares.

"La prioridad de inversión del dinero público que debía servir para la educación, la salud, el transporte y la seguridad" es la principal crítica que esboza la Pastoral de Turismo.

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"Lo que se invirtió en la construcción de estadios y otras obras fue absurdo. Pero no servía de nada reclamar, porque la Copa del Mundo va a ocurrir igual, por eso decidimos dar esta advertencia", explicó monseñor Battisti, quien consideró que fueron exagerados los gastos que se costearon para desarrollar la Copa del Mundo.

En sintonía con las manifestaciones que se vienen llevando a cabo en las últimas semanas –y desde hace meses-, una encuesta publicada por el Centro de Investigaciones Pew indicó este miércoles que un 61% de los brasileños está en contra de la realización del Mundial en su país.

Mientras tanto, la presidente Dilma Rousseff sostiene que solo una "pequeña minoría" pretende obstaculizar el evento y aseguró que "hay un mal humor inexplicable con Brasil".

Ante las críticas por los elevados costos y los retrasos en las construcciones, la mandataria tildó de "injustas" esas consideraciones. En esa línea, remarcó que de los 63 mil millones de dólares que se han invertido en infraestructura y movilidad urbana, sólo 4 mil millones son exclusivos para el Mundial. "Todo lo demás es para Brasil", añadió el pasado martes, durante una cena con periodistas de distintos medios internacionales, en el Palácio da Alvorada -la residencia oficial del jefe de gobierno brasileño en Brasilia-.

Por su parte, Brasil en los últimos tiempos sufrió serios problemas de seguridad. Y en este tipo de eventos se suele temer con posibles ataques de grupos extremistas al haber delegaciones de los más diversos países, que durante 45 días estarán en el foco de miles de millones de personas de todo el mundo. No obstante, Rousseff garantizó que el torneo se desarrollará con total tranquilidad, al subrayar que su país vive en paz con otras naciones desde hace 150 años.