"¡Muévanse, muévanse!", gritaron decenas de policías antimotines a los curiosos que comenzaron a llegar rápidamente al lugar del siniestro. El humo negro, visible a cuadras de distancia, alertó a las fuerzas rescatistas para evitar que las llamas ingresaran a la sede de la Cancillería chilena.
"Se comenzó a sentir olor y de inmediato empezaron los anuncios y llamados a desalojar", dijo el vicecanciller Edgardo Riveros, quien dijo que se encontraba en su oficina –en el piso 15– cuando se desató el pánico.
Riveros declaró que "al interior de la Cancillería no se vieron llamas" y explicó que los archivos se encuentran en un piso intermedio. "La evacuación se hizo a través de las escaleras centrales y no por los ascensores, para evitar inconvenientes", apuntó.
"Los vidrios del edificio incendiado estallaron", contó una mujer a la prensa. El siniestro, que por ahora no dejó heridos, colapsó el tránsito vehicular en el centro de Santiago.