Según informan medios locales, decenas de maestros y representantes de partidos políticos de la izquierda radical, como el Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU) y el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), realizaron la manifestación en demanda de mejores condiciones de trabajo y contra la realización del Mundial.
Hasta el momento no se registraron disturbios ni enfrentamientos entre manifestantes y policías, quienes acompañan la concentración. Según lo previsto, la "seleção" abandonará del hotel a las 14:00 hora de Brasilia (17:00 GTM), y se dirigirá al estadio Serra Dourada donde dos horas después enfrentará a los panameños. Se trata del penúltimo amistoso de Brasil antes de debutar en el Mundial, el próximo 12 de junio ante Croacia.
Faltan 9 días para el inicio de la Copa del mundo y crece la preocupación por la seguridad durante el torneo. La sucesión de manifestación en contra de la organización y las violentas marchas organizadas por el grupo Black Block (que suelen cometer actos de vandalismo y daños a bienes públicos durante las manifestaciones) no cesan.
Brasil tiene previsto invertir unos 11.000 millones de dólares en la organización del Mundial 2014, la que se celebrará entre el 12 de junio y el 13 de julio de este año. Se trata de la mayor inversión en la historia de estos eventos. Se espera que el Mundial sea escenario de nuevas y mayores movilizaciones, y el mayor desafío para los intentos de reelección de la presidenta Dilma Rousseff, en las próximas elecciones de octubre.
La Policía Militar brasileña anunció que a partir del lunes 2 de junio salieron a la calles de Río de Janeiro 1.600 soldados recién formados para reforzar el patrullaje en toda la ciudad, especialmente en las principales avenidas. El operativo es parte de la estrategia para disuadir las numerosas protestas que se han dado en una semana agitada para los responsables de la seguridad del país.
El país, que tiene una población de 200 millones de personas y que es actualmente la séptima economía del planeta, se ilusionaba con el efecto que pudiera provocar el Mundial de Fútbol. La esperanza era que el evento trajera consigo inversiones que reanimaran la actividad. Pero por ahora, sólo trajo protestas y descontento social.
La posibilidad de que las masivas movilizaciones continúen durante el Mundial preocupa al Gobierno, ya que pueden causar perjuicios económicos, complicar la realización del torneo y manchar la imagen internacional de Brasil.