El naufragio ocurrido a menos de un kilómetro de la costa italiana estremeció al mundo a fines del año pasado. Hasta el papa Francisco fue hasta Lampedusa para rezar por los muertos y reclamar que los gobiernos europeos hagan algo.
Año a año aumenta el número de personas dispuestas a arriesgar su vida en travesías suicidas para ingresar a Europa. Huyen de las guerras, del hambre y de las enfermedades que afectan a gran parte del continente africano.
La isla de Lampedusa, ubicada en el sur de Italia, a pocos kilómetros de las costas de Túnez y Libia, es una esperanza para muchos inmigrantes. A bordo de embarcaciones precarias que trasladan hasta 500 personas a pesar de que su capacidad sea muy inferior, intentan cruzar el Mediterráneo.
Ésa es la historia de las 366 personas que murieron el 3 de octubre de 2013 en uno de los peores naufragios en la historia de la región.
En las últimas horas, La Repubblica difundió un video, hasta el momento desconocido, del estado en que quedó la barcaza en el fondo del mar. En las estremecedoras imágenes subacuáticas se pueden ver los cadáveres de muchas personas que se ahogaron.
Lo más impactante son dos cuerpos que yacen enfrentados, en posición fetal. Parecen ser un hombre y una mujer, que murieron juntos, tomados de la mano. Estar unidos es lo que puede haberles permitido morir en paz, en medio del horror.
Sobrevivieron 155 personas al naufragio, en el que 41 de los muertos eran niños. Habían zarpado desde la ciudad libia de Misrata.
La embarcación de 20 metros de eslora llevaba inmigrantes de Eritrea, Ghana y Somalia, según el servicio de guardacostas. Tras un desperfecto comenzó a entrar agua y luego se incendió cerca del puerto de Lampedusa, dijeron las autoridades.
El fuego sembró el pánico entre los ocupantes, que se agolparon en un costado haciendo que volcara la barcaza. Cientos de hombres, mujeres y niños, muchos de los cuales no sabían nadar, fueron arrojados al mar.
, precisó Verónica Lentini, funcionaria de la Organización Internacional para los Inmigrantes.