La tragedia de la mina de carbón que se derrumbó en Turquía echó más combustible a un cima social que ya estaba muy caldeado y que desató violentas protestas contra el primer ministro Tayyip Erdogan y su Gobierno.
Mientras las dolorosas tareas de rescate continúan a pesar de la falta de esperanzas que han transmitido los últimos comunicados oficiales, en la superficie la gente muestra su ira contra el Gobierno de Erdogan, a quien tilda de "ladrón" y "asesino".
Los manifestantes la emprendieron a patadas con el vehículo oficial del mandatario, a pesar del dispositivo policial desplegado. El primer ministro, que decretó un duelo nacional de tres días, anuló un viaje previsto a Albania para trasladarse a Soma, a 100 km de la ciudad de Esmirna.
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