Los afrodescendientes, sin oportunidades en América Latina

Además de ser discriminados en las calles y los estadios, los ciudadanos de raza negra que viven en la región no se han beneficiado del crecimiento económico ni tienen lugar en los partidos políticos

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 AP 163
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Los expertos estiman que un tercio de la población latinoamericana es afro-latina, pero al mismo tiempo representan, en promedio, la mitad de los más pobres. En Colombia, el 80% de negros vive en la extrema pobreza; y en Brasil el 14,5% de los pobres y el 80% de los jóvenes asesinados son negros, según datos del Banco Mundial (BM).

Todos ellos además tienen sólo la mitad de probabilidades de llegar a la escuela secundaria, y esta serie de desventajas también quedan al descubierto en la capacidad de representación de los negros dentro de los partidos políticos.

Para Germán Freire, especialista en desarrollo social del BM, "los afrodescendientes se hallan entre los menos presentes en los cargos políticos. Con pocas excepciones, como por ejemplo Colombia, la región se muestra reacia a otorgarles posiciones de liderazgo y pertenencia en los partidos".

Freire agrega que el escenario es tan preocupante que fuera de las artes y el deporte, los negros que residen en Latinoamérica todavía no tuvieron la oportunidad de contar con muchos espacios de expresión. "La consecuencia de esto es que se mantienen en la pobreza, por lo cual la región está tirando un enorme legado cultural a la basura", asegura.

Una modalidad que también juega en contra de las posibilidades para los afrodescendientes en la región es que a excepción de Brasil, en el resto de América Latina todavía resulta dificultoso saber cuál es el tamaño y la distribución geográfica de esta población, ya que en los censos de la mayoría de los países no se hacen mapeos por raza.

Naciones como Perú y Guatemala, en las cuales la herencia indígena tiene una gran influencia en la vida cotidiana de sus habitantes, también cuentan con una parte de su población de raza negra. Pero en ambos casos también se desconocen las cifras que rodean a este sector de su comunidad.

Una parcial excepción a la regla es la de Colombia, cuyo censo de 2005 registró un 10% de la población como negra. Y en este sentido también se han producido algunos avances en Venezuela, Ecuador, Cuba, Costa Rica, El Salvador y Puerto Rico.

Este preocupante escenario de exclusión provocó que entre los expertos haya surgido el consenso de que sólo si se tiene en cuenta a los afrodescendientes se podrá superar la pobreza, uno de los principales problemas en la región y que según la Cepal a fines de 2013 afectaba a 164 millones de personas en Latinoamérica, el equivalente al 27,9% de su población.

"Entre las necesidades más urgentes está averiguar por qué aumenta la desigualdad racial, y exactamente cuánto le está costando esto a América Latina. Y para eso hace falta diseñar políticas y estrategias para involucrar a los afrodescendientes en la agenda de desarrollo regional", afirma Fabio Pittaluga, especialista senior en desarrollo social para América Latina y el Caribe del BM.

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El caso brasileño

A pesar de que los afrodescendientes por el momento tienen pocas posibilidades de real progreso en Latinoamérica, muchos africanos igual prefieren mudarse a la región antes de seguir soportando las hambrunas y persecuciones que padece una buena parte de ese continente.

El destino preferido es Brasil, cuya imagen de potencia emergente lo llevó a ser considerado por los africanos de los lugares más pobres como el país "del futuro y de los sueños". Además inciden la mayor facilidad para trámites migratorios y búsqueda laboral en comparación con la cada vez más restrictiva Europa.

De acuerdo a los números que maneja la Policía Federal brasileña (PF), entre 2000 y 2012 la cantidad de residentes y refugiados africanos en el gigante sudamericano creció más de 30 veces. Aunque esto puede ser mayor si se considera a los indocumentados.

El informe de la PF destaca que en el año 2000 vivían en Brasil 1.054 africanos regularizados de 38 nacionalidades, pero la cifra saltó en 12 años hasta los 31.866 ciudadanos legalizados provenientes de 48 de las 54 naciones del continente.

Las rutas de inmigración son principalmente por vía aérea, aunque también se realizan por mar y en algunos casos por tierra, principalmente a través de la frontera norte luego de escalas previas en países amazónicos vecinos. La mayoría de estos inmigrantes proceden de países de habla portuguesa como Angola y Cabo Verde, aunque también muchos llegan desde Nigeria.

Sin embargo, la xenofobia y otra muestras de racismo, como por ejemplo algunos prejuicios contra los africanos en los diversos medios de transporte público y por parte de agentes de seguridad, también son admitidas por algunos inmigrantes ya establecidos en Brasil.

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Discriminación deportiva

Si bien la mayoría de los afrodescendientes que tiene poco o nulo progreso en América Latina son los que sufren la discriminación en diversos ámbitos, otras personas con la misma descendencia pero que sí tienen éxito tampoco escapan de las críticas y burlas xenófobas cualquiera sea el rubro al que se dediquen y el punto del planeta en el que se encuentren.

El ejemplo reciente más popular es el que ha tenido que soportar el futbolista brasileño del Barcelona Dani Alves, a quien cuando estaba por lanzar un tiro de esquina fanáticos del club Villarreal le arrojaron una banana (plátano) para mostrarle el repudio a su presencia en el partido.

Otra presunta y de confirmarse gravísima dosis de racismo fue la exhibida por Donald Sterling, dueño de la franquicia Los Ángeles Clippers, de la NBA. En un audio se escucha la que al parecer sería su voz, haciendo comentarios racistas al reprobar que su novia hubiera colgado en la red social Instagram una foto junto al mítico ex jugador afroamericano Magic Johnson.

Esta reprochable actitud le costó una multa de dos millones y medio de dólares, y la suspensión de por vida para realizar cualquier tipo de actividad dentro de la National Basketball League (NBA). Algo que seguramente provocará que Sterling termine vendiendo el equipo en un futuro no tan lejano.

El alarmante aumento en la cantidad y el tono de las actitudes discriminatorias dentro del ámbito deportivo provocó la reacción hasta del presidente de la FIFA,

Joseph Blatter.

"No hay que cerrar estadios, hay que

a los equipos", fue el pedido en tono de amenaza que hizo el directivo suizo para dejar en claro su postura frente a la problemática.


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