Las autoridades de Corea del Sur detuvieron bajo la acusación de homicidio al presidente de la naviera que operaba el buque Sewol, hundido desde mediados de abril con más de 300 muertos y desaparecidos.
Un equipo conjunto de fiscales y policías arrestó en su casa de Bundang (al sur de Seúl) al presidente de la empresa Chonghaejin Marine, Kim Han-sik, que ha sido sometido a interrogatorio, según informó la Fiscalía.
Los fiscales presentaron los cargos de homicidio y violación de la ley de seguridad de los buques contra el directivo al sospechar que autorizó la sobrecarga de vehículos y mercancías en el Sewol el día del naufragio.
Tres empleados de la compañía ya fueron arrestados los pasados días tras revelarse que el transbordador llevaba entonces hasta tres veces más carga de la permitida.
Además, el equipo de investigación dedujo que el casco del ferry almacenaba sólo una cuarta parte de las llamadas "aguas de lastre" que sirven para mejorar el equilibrio en caso de sobrecarga.
Se cree que estos dos factores pudieron contribuir de forma decisiva al accidente, ya que según la hipótesis más aceptada el Sewol volcó después de que un giro brusco desplazara la carga hacia un lado desestabilizando la nave.
Los investigadores también confirmaron el martes que Chonghaejin Marine sobrecargaba el barco de manera regular para obtener más ingresos, lo que ha despertado críticas a las autoridades marítimas por no establecer un control sobre esta actividad peligrosa e ilegal.
Las operaciones de rescate de los 35 cuerpos que se cree permanecen atrapados en el buque se reanudaron la mañana de este jueves con interrupciones debido al mal tiempo, que se espera mejore en las próximas horas.
Después de que el miércoles las autoridades surcoreanas corrigieran los datos por enésima vez, la cifra virtual de fallecidos queda en 304 -de ellos, 269 cadáveres recuperados- mientras solo 172 personas fueron rescatadas, todas ellas el primer día.
Más de 250 de los fallecidos eran estudiantes de 16 y 17 años de un instituto de la localidad de Ansan, en la periferia de Seúl, que estos días sigue de luto.