"Una tregua entró en vigor el viernes en la ciudad vieja de Homs y sus alrededores, en virtud de un acuerdo entre el régimen y los rebeldes, para que los insurgentes se retiren hacia el norte de la provincia de Homs, dejando el lugar al ejército", afirmó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
Para la ONG con sede en Gran Bretaña, esto significa que el gobierno de Bashar al Asad recuperará el control de lo que se llamara "capital de la revolución".
Alrededor de 1.200 rebeldes se encuentran en estos barrios en ruinas asediados desde hace casi dos años, concretamente en una zona de unos dos kilómetros cuadrados.
Si se lleva a cabo la retirada, los rebeldes ya sólo controlarán Waer, un barrio residencial a las afueras de la ciudad que suele ser bombardeado por el ejército.
Más al norte, en la provincia de Hama, al menos 20 civiles, entre ellos 12 niños, murieron este viernes en dos atentados con coche bomba en sendas ciudades controladas por el régimen, informó la agencia oficial Sana.
Los ataques fueron realizados por dos "terroristas" y causaron además unos 50 heridos. Según el OSDH, las localidades en cuestión, Jibrin y Al Humeiri, son alauitas, la minoría religiosa a la que pertenecen Asad y su clan.
El martes ya se había producido otro doble atentado en un barrio alauita de Homs, la tercera ciudad más importante de Siria. Dejó al menos 100 muertos, en su mayoría civiles.
Los yihadistas del Frente al Nusra, la rama siria de Al Qaeda, reivindicaron el golpe. Explicaron que lo hicieron en represalia por los bombardeos del ejército contra los barrios en manos rebeldes.
Estos atentados tienen lugar a un mes de la elección presidencial del 3 de junio, que será organizada en las zonas controladas por el régimen y donde se espera la reelección del presidente Assad, en el poder desde el año 2000.