El legendario Muhammad Ali fue uno de los grandes boxeadores de la historia. Pero nació siendo Cassius Marcellus Clay. Se cambió el nombre cuando se unió a la fe musulmana y se adhirió al Islam. Fue en 1964, el mismo año que ganó el título mundial de los pesados.
Venía de ser campeón semipesado en los Juegos Olímpicos de Roma, en 1960. Desde amateur mostró tener potencial para pasar a la historia del deporte. Pero esa corona que consiguió a los 22 años, estuvo poco en sus vitrinas, y tardó 10 años en recuperarla.
No sólo fue un prodigio en el cuadrilátero, también sacudió a la sociedad estadounidense de los 70. Luchó por los derechos civiles de la minoría negra y escandalizó al país al oponerse a la guerra de Vietnam. Su personalidad y sus creencias religiosas fueron el cóctel que lo llevaron a negarse a formar parte del ejército.
Un día como hoy, un 28 de abril, pero de 1967, fue protagonista de una revolución en el corazón del servicio militar estadounidense. Era el mismo joven que había vencido a Sonny Liston, pero con otro nombre, ése que adquirió unos meses después de lograr su primera consagración.
Durante todo 1966 hubo sucesivos requerimientos contra la decisión de declararlo apto para el servicio, alegando razones de conciencia debido a su religión, pero sólo consiguió algún aplazamiento para que pudiera defender su título.
Sus fuertes declaraciones opositoras no ayudaron, y tras una negativa del Tribunal Supremo a concederle un nuevo aplazamiento para su incorporación a filas, Mohamed Alí se presentó en el centro de entrenamiento del ejército de Houston. Exactamente hace 47 años.
Permaneció inmóvil, callado, sin hacer caso a los requerimientos del oficial de alistamiento. Le repetían que sería condenado por desertor, pero él no abandonaba su postura. El campeón no respondía como Cassius Clay ni como Mohamed Alí. Ese mismo día, la Comisión Atlética del Estado de Nueva York le quitó su título mundial y de la licencia de boxeador.
El 20 de junio fue condenado a cinco años de cárcel por Tribunal Federal de Houston. Comenzó así un largo periplo de tres años y medio alejado del boxeo. Siempre se negó a retractarse, convencido de que cuando pudiera volver a boxear recuperaría su condición de campeón y su corona.
Pasó por libertad provisional bajo fianza, recursos de apelación, y otras cuestiones judiciales, hasta que salió. Comenzó a viajar por el país, a presentarse en conferencias en escuelas y universidades. Una sociedad estadounidense más opositora a Vietnam empezó a entenderlo.
En septiembre de 1970, un juez federal de Texas consideró que la suspensión de Clay era "arbitraria e irrazonable" y, poco después, la misma comisión que lo había desposeído del título le concedió de nuevo la licencia para boxear.
Muhammad Alí regresó al ring en octubre de 1970. Obtuvo dos victorias, pero perdió el combate por el título contra Joe Frazier, el 8 de marzo de 1971. Habría otra oportunidad. Volvió a enfrentarse a Frazier y ganó por puntos.
En octubre de 1974 recuperó el título de los pesos pesados al dejar fuera de combate en el octavo asalto al campeón George Foreman. Fue el combate del siglo, en Zaire, ante 120.000 personas. Él lo sabía, ese título que le quitaron por oponerse al ejercito, volvería a ser suyo.