Quién es Hervé Falciani, el "enemigo" de la banca suiza que buscará a los evasores de la AFIP

Es ingeniero en sistemas. Al mejor estilo Edward Snowden o Julian Assange, copió 130.000 archivos de la filial del HSBC en Ginebra y Ricardo Echegaray lo fue a buscar

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 AFP 162
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Hervé Falciani tiene 42 años y es el enemigo N° 1 de la banca suiza. Es un ingeniero en sistemas italo-francés que desde 2009 colabora activamente con la justicia de varios países aportando información de supuestas cuentas de más de 130.000 evasores fiscales (datos que copió cuando trabajó en la filial del HSBC de Ginebra) que podrían tener dinero en bancos suizos.

Según contó al diario La Nación, el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Ricardo Echegaray, lo contactó para interiorizarse más sobre la denominada "lista Falciani".

Falciani conoce quiénes son los mayores defraudadores del planeta. Sin embargo, tal como cuenta en el reportaje, no le interesa difundir las identidades de los evasores, sino destruir el sistema de corrupción a gran escala y el crimen organizado.

Para este joven ingeniero en sistemas, "se podrá descubrir un delincuente, pero atrás siempre habrá otro". Según indicó, de la Argentina salen 5000 millones de dólares cada año pero "si hay voluntad política se puede frenar esa salida de dinero negro que priva al país de parte de sus riquezas".

Además, aseguró que "los clientes mayores del banco están en Brasil y por supuesto hay muchos también en la Argentina". Sin embargo, aclaró que la eventual colaboración con la Argentina será a través de los convenios entre la AFIP y la agencia tributaria francesa".

A continuación se reproduce la conversación que mantuvo Falciani con Martín Rodríguez Yebra:

-¿En qué consiste su colaboración con la Argentina?

-Estamos hablando sobre la posible ayuda en dos frentes. Uno, que las agencias tributarias de la Argentina y Francia puedan trabajar juntas. El otro es que [la AFIP] pueda aprovechar el procesamiento de información y desarrollo de sistemas que estamos haciendo en el Instituto de Investigación Científico [de Francia]. Es cada vez más difícil reunir información y saber cómo usarla. La cooperación entre los países es fundamental.

-¿Puede decir cuántos argentinos hay en su famosa "lista"?

-La Argentina es un sueño. Tiene todo, es un país impresionante, pero al mismo tiempo es una locura ver las dificultades que pasa... Los clientes mayores del banco [HSBC] están en Brasil y por supuesto hay muchos también en la Argentina. Conocer quiénes son esas personas es útil, claro, pero lo más importante es entender los mecanismos que permitirían detener la sangría de dinero. De nada sirve detener a uno, dos, mil evasores si dejamos que otros cientos de miles sigan delinquiendo. Un economista ha demostrado que cada año escapan al control más de 5000 millones de dólares de la Argentina. Si hay voluntad política se puede frenar esa salida de dinero negro que priva al país de parte de sus riquezas.

-¿Cómo?

-La clave es identificar los patrones delictivos. Por ejemplo, estamos desarrollando con Francia una herramienta informática para identificar los trazos que dejan las operaciones bancarias. Es muy sencillo: puede permitir controlar el origen y el destino de cada movimiento. Sólo hace falta voluntad política para aplicarlo.

-¿Notó esa voluntad en Echegaray?

-Sí. Me alegra ver que haya mostrado intención de dialogar; no son muchos los países que lo hacen.

-¿Qué le pidió?

-Él quiere todo. Por supuesto los nombres, pero también ver qué se puede hacer a través de la agencia tributaria y en el nivel tecnológico.

-En la Argentina se airean casos de corrupción con ramificaciones en Suiza que involucran a personas del Gobierno. ¿Está al tanto?

-Es algo que vemos en muchos países. Espero que podamos avanzar con la cooperación. Quiero mostrar cómo se organizan el fraude, la corrupción, el narcotráfico; cómo se crean las redes de testaferros. La impunidad es un mecanismo psicológico. Si constituimos una red global para recoger datos, cambiará la posición psicológica de la gente que cree que porque tiene un banquero corrupto puede hacer lo que quiere.

-Los bancos suizos tienen normas para controlar. ¿Se aplican?

-Un ejemplo: si alguien va a un banco suizo y pone 1 millón de dólares, presenta los documentos que explican que tiene una fortuna personal, el banco verifica, ve que tiene una empresa y que es lógico que haya obtenido esa ganancia. La misma persona, con los mismos documentos, va al banco de enfrente, hace lo mismo y pasa. Habrá ingresado 2 millones con los mismos papeles. Si no existe un registro central, no hay que ser un genio para defraudar.

-Sería una forma de complicidad.

-Ni siquiera hace falta eso. Hay gestores que se ocupan de hacer esa operatoria con los diferentes bancos.

-¿Se puede abrir una cuenta en Suiza sin estar presente?

-En teoría no. Pero todo lo que es humano es posible. Con la posibilidad que existe hoy de mover el dinero muy rápido, un control local no alcanza. Se necesita una vigilancia global.

-Se culpa a Suiza, pero ¿cuándo hay responsabilidad en el control del dinero en el país de origen?

-Es evidente. Hay que ver qué hacemos en los demás países, no pedirle todo a Suiza.

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