Gabriel García Márquez recibió su Premio Nobel vestido con la tradicional guayabera que caracteriza a los hombres de la costa colombiana. En medio de la pompa de una ceremonia donde predominaba el esmoquin, Gabo lucía impecable de blanco para recibir un reconocimiento a su obra pero, implícitamente, a toda la literatura latinoamericana, que había conquistado el mundo.
En su discurso, el genial escritor repasó las historias reales que en cierto modo explicaban la literatura de América. Enumeró acontecimientos que parecen increíbles: "El general Antonio López de Santana, que fue tres veces dictador de México, hizo enterrar con funerales magníficos la pierna derecha que había perdido en la llamada Guerra de los Pasteles".
En 1982, países de América Latina como Argentina, Chile, Uruguay y Brasil se encontraban bajo el control de gobiernos militares surgidos de golpes de Estado. El escritor enumeró, en su discurso, algunos de los hechos, en los que denunciaba la ausencia del mundo desarrollado.
"Los desaparecidos por motivos de la represión son casi los 120 mil, que es como si hoy no se supiera dónde están todos los habitantes de la ciudad de Upsala. Numerosas mujeres arrestadas encintas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares", dijo en un discurso que no trascendió en aquel momento para la mayoría de los ciudadanos de los países que estaban bajo dictaduras militares.
"De Chile, país de tradiciones hospitalarias, han huido un millón de personas: el 10 por ciento de su población. El Uruguay, una nación minúscula de dos millones y medio de habitantes que se consideraba el país más civilizado del continente, ha perdido en el destierro a uno de cada cinco ciudadanos", ejemplificó en aquella ceremonia ante la nobleza de Europa.
En el siguiente video, se puede oír el discurso completo de "La soledad de América Latina".