Video: habla la joven mexicana con una vagina implantada en EEUU

"Es increíble que se pueda hacer en mi cuerpo", aseguró tras el tratamiento. Si bien prefiere mantener su identidad en reserva, quiere contar su historia "para otras niñas que tengan el mismo problema"

Wake Forest Institute for Regenerative Medicine 163
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Las imágenes distribuidas por la oficina de prensa de la a href="http://www.wakehealth.edu/News-Releases.htm" rel="noopener noreferrer" Universidad de Wake Forest/a en las que se la ve feliz y caminando de la mano con su novio tienen una historia detrás que las transforma en el símbolo de un avance medicinal notable, que puede cambiarle la vida a muchas pacientes que sufren del síndrome de Rokitansky (MRKH).

Se trata de una malformación congénita por la cual las niñas no desarrollan el útero ni los conductos de Muller, aunque sí tienen ovarios y usualmente producen óvulos a partir de la pubertad. Pero su menstruación se demora y es entonces cuando se toma conciencia del problema.

El síndrome MRKH afecta a "una de cada 5.000 a 10.000 recién nacidas"

También provoca que su vagina quede acortada, lo que vuelve complicadas y dolorosas las relaciones sexuales. Según el sitio especializado a href="http://ninfasderokitansky.blogspot.com.ar/p/orientate.html" rel="noopener noreferrer" Ninfas de Rokitansky, /auna de cada 5.000 a 10.000 recién nacidas lo tiene.

La paciente mexicana que se transformaría en una de las primeras personas en el mundo en recibir el tratamiento regenerativo de Wake Forest se enteró que padecía este mal a los 18 años.

Cuando le plantearon la posibilidad de utilizar a la medicina regenerativa para subsanarlo, la joven reaccionó con incredulidad: "No pensé que fuera verdad, porque ya había estado enterada de otros procedimientos para este síndrome. Después me pareció increíble que eso se pudiera hacer en mi cuerpo y en un laboratorio".

Corría el año 2008 cuando la joven tomó conocimiento de la existencia de este tipo de avance, liderado por el doctor Anthony Atala, de la Escuela de Medicina de Wake Forest en Winston-Salem, Carolina del Norte: "Me hace sentir muy afortunada después de ver varios doctores, varias opiniones, y de que ninguna me diera la respuesta acertada. Cuando descubrí que existe esta posibilidad y que estaba a mi alcance, pues me sentí muy feliz".

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Se configura un molde con la forma de la vagina y se lo cubre de células epiteliales de la paciente

No hace falta explicar por qué cualquier mujer querría mantener en la intimidad familiar el tratamiento al que se sometió. Sin embargo, ella eligió compartir su historia. "Gracias a esta operación yo puedo llevar una vida normal. Me parece que hay que compartirlo para otras niñas que tengan el mismo problema que yo. Que no se queden en enterarse de que existe, sino que se puede tratar, que puedes estar bien y llevar una vida normal".

En el experimento, los investigadores tomaron de los genitales de las pacientes una muestra de tejido del tamaño de menos de la mitad de un timbre postal.

Multiplicaron las células de ese tejido en el laboratorio, las sembraron en un patrón biodegradable y lo moldearon a la dimensión y forma correctas para cada paciente antes del implante.

La primera cirugía se efectuó en 2005 y en el seguimiento de las pacientes durante un promedio de casi siete años, las mujeres registran niveles normales de funcionamiento sexual, sin ninguna complicación de largo plazo.

"Al principio, cuanto te enteras, te sientes como diferente. Y mientras vas viendo el proceso y las posibilidades que tienes, con los cambios que vas a tener, pues me siento muy afortunada de llevar una vida completamente normal", concluyó la joven mexicana.