Bajo las mismas circunstancias que se vivieron en el duelo que protagonizaron Lanús y O'Higgins, San Lorezo y Botafogo se vieron las caras en el Nuevo Gasómetro. A diferencia del partido disputado en Chile, en este caso, el equipo argentino era el que estaba obligado a ganar para seguir con vida en la Copa Libertadores.
A pesar de presentar esquemas similares, el que tuvo la iniciativa fue el combinado de Edgardo Bauza. Desde que Juan Soto levantó el telón del espectáculo, el vertiginoso ritmo "azulgrana" se hizo sentir en el campo de juego.
Sin embargo, el que generó la primera acción ofensiva fue el elenco brasileño. De contragolpe, Wallyson se adueñó de la pelota y probó de larga distancia. El adelantamiento de Sebastián Torrico y el efecto que tomó el balón fueron los factores que asustaron al "Cuervo". Más allá del disparo lejano, el encuentro se disputaba cerca del área de Jefferson.
Antes de llegar a la media hora, los de Boedo consiguieron abrir el marcador con una afortunada intervención de Héctor Villalba. El porteño remató desde afuera del área y, luego de un desvío en Doria, la redonda se escondió en la red. De la manera menos clara, los dueños de casa festejaban con el 1 a 0 y mantenían sus esperanzas intactas.
En el complemento, la confirmación de la superioridad porteña se estableció en los pies de "Nacho" Piatti. El ex hombre del Lecce capitalizó un pésimo despeje de Airton y con una ejecución rasante anotó el 2 a 0. A pesar de la cómoda ventaja, a los del "Patón" no les alcanzaba para seguir con vida, porque las noticias que llegaban de Chile no eran para nada las esperadas: Independiente del Valle le ganaba a Unión Española 3 a 1 y la diferencia de gol favorecía a los ecuatorianos.
Mientras que en el Pedro Bidegain San Lorenzo había sentenciado su triunfo, en el insólito choque que se vivía en Santiago las cosas eran tan cambiantes como emotivas. Los comandados por José Luis Sierra se pusieron 4 a 3 arriba, hecho que depositaba al "blaugrana" entre los mejores 16 del certamen continental.
Pero la heroica tarea de Independiente del Valle fue elemental para revertir el marcador y ponerse arriba 5 a 4... los de Edgardo Bauza volvían a quedar en la puerta de los octavos de final. Una aparición de Mauro Matos, con gambeta incluida al arquero, parecía ser la gloria, aunque el ex delantero de All Boys malogró su chance con un tiro desviado. Tuvo que surgir "Nacho" Piatti para colgarse el equipo al hombro y clavarla en el ángulo de Jefferson. El 3 a 0 definitivo concluyó con una carga emotiva tan intensa como sorpresiva, dado que el "Ciclón" debía esperar el final del otro compromiso.
La imagen de los jugadores esperando aquel desenlace fue el momento de mayor tensión del extraordinario espectáculo. Sin dudas, la fiesta llegó a su punto máximo cuando el boleto a los octavos de final se selló definitivamente. En Boedo no habrá paro que resista las celebraciones, que seguramente llegarán hasta altas horas de la madrugada.
Por Fernando Taveira – ftaveira@infobae.com