Japón ya no podrá cazar ballenas en el océano Antártico, al menos de manera legal. Así lo ha ordenado la Corte Internacional de Justicia (CIJ), al estimar que Tokio lleva a cabo una actividad comercial que la hace pasar por científica.
"Japón debe revocar todos los permisos, autorizaciones y licencias concedidos en el marco de [el programa de investigación] Jarpa II y abstenerse de conceder cualquier nuevo permiso en virtud de este programa", declaró el juez Peter Tomka durante una audiencia en el Palacio de la Paz de La Haya.
La resolución ha sido un duro golpe para Tokio, que siempre ha defendido la cacería de ballenas con el argumento de que sólo trata de estudiarlas. Sin embargo, también ha reconocido que la mayoría de la carne producto de la pesca termina en los platos de comida de los japoneses.