El abogado que se reunió con el Papa por el Código Penal milita para sacar los crucifijos de los juzgados

Roberto Carlés difundió una foto de la reunión con Francisco en la que dijo haber hablado de la reforma. A la vez, participa de una campaña por la "neutralidad religiosa" que pide el retiro de imágenes sagradas de los tribunales. El enigmático grupo "Presos cuidados"

@robertinocarles 162

La asociación Pensamiento Penal, hasta hace poco presidida por el juez ultragarantista Mario Juliano, lanzó en septiembre de 2013 una campaña nacional a favor de la neutralidad religiosa del Poder Judicial.

Entre los adherentes a la misma, figura el abogado Roberto Carlés, coordinador de la comisión que elaboró el anteproyecto de Código Penal que el Gobierno enviará al Congreso, y protagonista de una reunión con el Papa en El Vaticano, que luego presentó como "bendición" al espíritu de esa reforma.

La finalidad de la campaña de Pensamiento Penal de la cual participa Carlés es, en palabras de sus organizadores, "promover la laicidad del estado y la imparcialidad en el ejercicio de la magistratura y el derecho de todas las personas a ser tratadas igualitariamente sin ningún tipo de discriminación por motivos religiosos".

Es decir que, para los participantes de esta campaña, la presencia de símbolos religiosos –crucifijos, imágenes de la Virgen, etc.- es discriminatoria y atenta contra la imparcialidad de los jueces. Un tema que seguramente no fue evocado por el doctor Carlés en Roma.

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"En el marco de esta campaña -dice la asociación Pensamiento Penal- se solicitó a los tribunales orales nacionales de la Ciudad de Buenos Aires y a las Cortes provinciales que ordenen el retiro de las imágenes religiosas exhibidas en las salas donde se celebren audiencias públicas. A los máximos tribunales provinciales también se les requirió el retiro de los símbolos religiosos de los espacios públicos de los edificios del Poder Judicial de la provincia respectiva".

Dos meses después, Pensamiento Penal publicó un informe sobre los resultados –más bien magros- de la campaña, con las firmas de los adherentes individuales, entre los cuales figura la del abogado Carlés, discípulo y estrecho colaborador del juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni, alma mater de la reforma del Código.

Desde que Jorge Bergoglio fue elegido Papa, se han producido muchos oportunos reacomodamientos en el escenario nacional. Con notoria amnesia respecto a la larga travesía del desierto que padeció el entonces Arzobispo de Buenos Aires en sus últimos años en la Argentina -como blanco de la enemistad gubernamental y de una campaña calumniosa- un flujo incesante de personajes cruzó el océano para fotografiarse con Francisco.

Sin embargo, ese entusiasmo por la instantánea con el Papa no se ha traducido hasta ahora en un apuro consecuente por asumir su agenda.

El abogado Roberto Carlés no ha sido original en esto. En su Facebook no oculta la adhesión al oficialismo y en particular a la agrupación La Cámpora. Y, como otros referentes oficialistas, también él es hoy un entusiasta converso.

Tampoco su referente intelectual escapó a la franciscomanía. Recientemente se pudo ver al juez Zaffaroni participar del lanzamiento de una agrupación bautizada "El Colectivo de Francisco"; nunca mejor elegido el nombre para un bondi al cual todos pugnan por subirse. Un video de este encuentro fue subido en la cuenta del enigmático grupo de Facebook "Presos cuidados", un flamante ámbito de reunión virtual para adeptos del garantismo que, por supuesto, cuenta al propio Carlés entre sus integrantes.

Volviendo a su encuentro vaticano del 22 de marzo pasado, el propio Carlés ofició de vocero de lo allí hablado. Al tiempo que aseguraba que Francisco estaba preocupado por "la instrumentalización que en todo el mundo se hace del tema (de la seguridad), con fines electoralistas", él difundía a los medios la foto con el Papa –como un trofeo- y ponía en boca del pontífice expresiones de coincidencia con su propio credo en la materia.

"El Papa no se pronunció sobre el proyecto de reforma penal en sí", tuvo que admitir de todos modos Carlés. "Pero sí manifestó que le parecía satisfactorio que hubiera surgido un texto del diálogo y del consenso entre partes diversas y su preocupación por la orientación punitivista que impera en América Latina con campañas de ley y orden que instalan pánico en la sociedad", agregó.

"No hablamos exclusivamente del caso argentino –dijo también Carlés-, sino del giro punitivista en general que se está dando en el Cono Sur, y el Papa manifestó su preocupación por la instrumentalización del tema de la seguridad, la utilización de las víctimas para fines electoralistas y la estigmatización de los jóvenes que viven en barrios precarios".

Carlés le regaló al Papa una primera edición de Laberinto de amor, de Leopoldo Marechal, firmado por el autor, un presente que seguramente Francisco habrá apreciado mucho. Ahora bien, pese a adherir a la campaña del "ateísmo militante", el abogado se ocupó de aclarar a la prensa que se trata de "un libro de poemas influidos por el pensamiento cristiano de (Jacques) Maritain y (Léon) Bloy". Dos autores de un catolicismo radical, difícilmente conciliable con el espíritu que anima a la corriente de "pensamiento penal" de Carlés.

"El Señor no se cansa de perdonar", suele decir el Papa. Pero luego aclara que no hay que cansarse de pedirle perdón.

Para el próximo 11 de abril, Pensamiento Penal convoca a una charla del doctor Carlés en Catamarca. Pero quién sabe... tal vez a su regreso de Roma este viernes él les comunique a sus compañeros de ruta que ha decidido abandonar la "neutralidad religiosa". Después de todo, los caminos del kirchnerismo, al igual que los del Señor, son insondables.