El capitán de la Selección de Croacia fue suspendido con una sanción ejemplar y se perderá el Mundial de Brasil 2014. La Comisión de Apelación de la FIFA decidió desestimar el recurso de apelación presentado por Josip Simunic y confirmar el dictamen de la Comisión Disciplinaria de la FIFA el pasado 12 de diciembre de 2013. De esta manera, el capitán y jugador con más presencias en la selección de su país no sólo se perderá el Mundial, sino que no podrá asistir a los estadios y deberá abonar una multa de 30.000 francos suizos.
La FIFA publicó en su página: "La Comisión Disciplinaria de la FIFA había suspendido a Simunic por diez partidos oficiales (de los que los primeros deberán cumplirse durante la fase final de la Copa Mundial Brasil 2014), además de prohibirle acceder a los estadios en los que su selección dispute esos diez partidos y de imponerle una multa de 30.000 francos suizos (CHF). Dichas sanciones fueron impuestas como consecuencia de un comportamiento discriminatorio del jugador tras el pitido final del partido entre Croacia e Islandia correspondiente a la repesca europea para la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014, jugado en Zagreb (Croacia) el 19 de noviembre de 2013".
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En noviembre de 2013, Simunic festejó la clasificación en el Repechaje ante Islandia con un saludo nazi que provocó una reacción muy favorable por parte del público. Inmediatamente quedó decretado el triunfo de Croacia por 2-0, el zaguero de 35 años tomó un micrófono y en pleno campo de juego gritó "Za dom" ("Por la patria"). Esto se pudo oír perfectamente por los altoparlantes del estadio Maksimir de Zagreb, generando que buena parte del público respondiera con un "Spremni" ("Listos").
Este fue saludo propio del movimiento Ustacha, grupo terrorista croata y aliado con los nazis en 1929. En 1941, tras invadir Yugoslavia, Alemania creó un dominio autónomo liderado por el líder de los Ustachas, Ante Pavelic, y con el aval del propio Hitler gobernó Croacia e inició una limpieza étnica contra judíos y serbios ortodoxos hasta su caída, como los nazis, en 1945.
Lo más llamativo es que Simunic no es croata de nacimiento, sino australiano de padres croatas. Pese a que en Australia hay una gran comunidad serbia, él decidió defender los colores de Croacia y transformarse en el futbolista con más presencias.
Sus cantos racistas generaron tal rechazo, que el propio ministro de Educación croata, Zeljko Jovanovic, pidió una "reacción urgente". En tanto, Simunic sólo explicó que "como croata nacido en el extranjero, asocio la palabra 'hogar' con amor y calidez, no con odio y destrucción" y agregó que "sus expresiones no tuvieron un contexto político, fueron provocadas únicamente por el amor hacia mi pueblo y mi país, en un momento de gran emoción".