Coco Sily habló de la polémica "máquina gay": "Jamás hacemos referencias sexuales"

El panelista de Animales sueltos hizo un descargo, tras recibir fuertes críticas

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El panelista de Animales sueltos hizo un descargo, tras recibir fuertes críticas

En Animales sueltos, Coco Sily realizó un fuerte descargo luego de recibir críticas por haber instalado en el ciclo un sillón para "detectar gays", una especie de máquina que encuentra actitudes afeminadas, que no tienen nada que ver con "el macho argentino".

"Jamás hacemos ninguna referencia sexual, lo hemos aclarado cien millones de veces. Jugamos con este estilo de la modernidad, el que se depila, el que no, el que come sushi, el que no", aclaró el humorista, quien desde hace años realiza la obra La Cátedra del Macho.

Cuando Coco comenzó a utilizar esta máquina en el programa que conduce Fantino, en las redes sociales lo castigaron. A raíz de la polémica que se generó,  en el Observatorio de Medios del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) decidieron analizar los videos.

Por el momento, Pedro Mouratian, interventor del INADI, prefirió esperar el dictamen para dar su opinión. Mientras que César Cigliutti, presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), aseguró que Coco nunca fue homófobico y minimizó la polémica.

"Hoy en la radio salió César Cigliutti, presidente de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina). Lo conozco hace muchos años, he ido a muchas marchas del orgullo gay, he estado con ellos, así que mil gracias por la onda. No pasa nada y ya está. Si alguien lo tomó mal es un malentendido. Es un juego que no tiene nada que ver con la sexualidad", agregó Sily y dio por terminado el tema.

Sin perjuicio de dicho reconocimiento, cabe señalar que en el sketch que se identificó en el último programa como "La máquina del macho" o "el detector del macho" reproduce estereotipos respecto de lo que es ser un "macho", identificado como epitome de la masculinidad, al tiempo que lo contrapone con lo que es ser "aputazado" o "amodernado" según el propio humorista manifiesta. Así, ciertos deportes, actitudes o colores denotan la pertenencia al mundo de los machos o al mundo de los "aputazados".

En nuestra sociedad resulta casi imposible escindir la idea de ser "aputazado" de la idea de homosexualidad y que, a su vez, esta relación conlleve una subjetividad negativa. Así, lo valorado positivamente es lo macho, mientras que otras formas de ser hombre, identificadas como débiles, son objeto de burla. Esta subjetividad de quien recibe el mensaje escapa lamentablemente a la voluntad del emisor, pero resulta deseable que el emisor la tenga en cuenta.

El humor ciertamente plantea un desafío desde el punto de vista de la lucha antidiscriminatoria. En primer lugar, porque es necesario procurar el equilibrio entre el derecho a la libre expresión –que incluye bajo su paraguas protector al discurso humorístico– y el derecho de las personas o los diversos colectivos que componen una sociedad a que se respete su dignidad. En segundo lugar, porque el discurso humorístico suele recurrir al estereotipo como herramienta para su construcción. De hecho, el personaje de Sily es en sí mismo un personaje estereotipado, el estereotipo del "macho", muchas veces presentado también en tono burlesco.

La dificultad radica, como ha señalado el Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión, en que la risa puede herir la dignidad de los grupos a pesar de que su formulación como broma se perciba como algo poco grave y "aceptable" por el contexto en el que se enuncia. Al basarse en principios aparentemente "naturales", la risa y la comicidad refuerzan la diferencia y reproducen las relaciones de desigualdad, legitimando la burla.

Pero debemos considerar también que el humor puede, en sí mismo, ser una herramienta para poner en crisis los prejuicios y estereotipos con los que convivimos día a día, generando nuevas miradas o exponiéndonos frente a frente con las antiguas, llevando al televidente a cuestionarse sus propios prejuicios. Es este quizás el desafío al que podemos invitar a quienes son profesionales del humor. Utilizar la risa para construir respeto por la diversidad.

PRENSA INADI

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