¿Qué sustento tiene decir que toda protesta es una legítima movilización popular si se hace contra un gobierno "de derecha", pero que es a href="http://www.infobae.com/2014/02/16/1544215-maduro-expulso-diplomaticos-los-eeuu-conspirar" rel="noopener noreferrer" un intento desestabilizador instigado por el fascismo y la CIA/a cuando se hace contra uno "de izquierda"?
Llaman la atención las contradicciones de presidentes como Dilma Rousseff, que sufrió en carne propia la represión salvaje de la dictadura brasileña, o Cristina Kirchner, que se define a sí misma como una luchadora por los derechos humanos. No sólo no pidieron explicaciones a Nicolás Maduro por los ataques conjuntos de bandas armadas y de la Guardia Nacional que ya mataron a más de 10 estudiantes en Venezuela, sino que ratificaron el apoyo a su gobierno.
Aunque en ese caso podría argumentarse que lo hacen por conveniencia. "La actitud de los presidentes de izquierda podría ser decepcionante para mucha gente. Algunos de ellos fueron víctimas de violaciones a los derechos humanos, y los que no, eran defensores. Pero cuando llegan al poder se convierten en agentes económicos al servicio de las empresas de sus países. Han dejado de pensar en la importancia de la democracia para favorecer a los empresarios de sus países", dice a Infobae el sociólogo Carlos Raúl Hernández, profesor de la Universidad Central de Venezuela.
¿Pero cómo se explica que intelectuales sin la responsabilidad de gobernar incurran en la misma contradicción? Camila Vallejo es el mejor ejemplo.
Camila Vallejo
Como líder estudiantil lideró masivas protestas en Chile contra la administración de Sebastián Piñera, en reclamo de educación gratuita, y condenó severamente los intentos del Estado por reprimirlas. Sin embargo, en estos días calificó a las movilizaciones de estudiantes venezolanos como parte del "mismo guión golpista de 2002", y no hizo referencia a la represión estatal y paraestatal, que fue mucho más cruenta que la sufrida por los chilenos.
"El caso de Camilo Vallejo es elocuente -continúa Hernández-. En Venezuela han asesinado a 15 personas, de las cuales 13 están vinculadas a la lucha estudiantil, y ella no ha dicho una palabra. Esto demuestra que hay un sector de la izquierda que no cree realmente en los derechos humanos, y que los utiliza como bandera, pero luego construye regímenes autoritarios".
La izquierda dividida
El histórico dirigente político venezolano Teodoro Petkoff, ex militante del Partido Comunista y fundador del Movimiento al Socialismo, explica que en Venezuela la izquierda está dividida. "Una parte apoya al Gobierno, y convalida las actuaciones represivas", cuenta, en diálogo con Infobae.
No es fácil comprender cómo, quienes dedicaron su vida a condenar las persecuciones políticas, puedan apoyarlas cuando los perseguidos son otros y no ellos. "Es la naturaleza del poder. Hay gente que cuando lo adquiere, lo asume de una manera brutal, no dispuesta a aceptar opiniones contrarias. Cuando se encuentran con una disidencia actúan brutalmente contra ella, como lo hacía antes la derecha venezolana", dice Petkoff.
La única manera de sostener esa doble moral que reclama porque se respeten los derechos de los que piensan igual, pero justifica que sean arrasados los de "los otros", es considerándolos enemigos.
"Es algo que responde al maniqueísmo intelectual. Cuando uno divide al mundo entre buenos y malos llega a esa clase de dislates. Si los estudiantes reclaman en Chile por una educación pública, con todo derecho, estamos todos de acuerdo en que la represión es ilegal. Pero si mañana las protestas son contra Michelle Bachelet, ¿los mismo intelectuales van a decir que esos estudiantes son reaccionarios y que están siendo manipulados por la CIA, sin considerar que el problema sigue siendo el mismo?", se pregunta el periodista argentino Carlos Gabetta, ex militante del Ejército Revolucionario del Pueblo, una organización guerrillera de izquierda que operó en los '70.
Estudiantes venezolanos durante las protestas
Por momentos sorprende la obstinación de la que pecan algunas de las personas más instruidas en las sociedades latinoamericana. Intelectuales reconocidos insisten en que las miles de personas que protestan no lo hacen porque están descontentas con el Gobierno, sino porque están siendo manipulados por poderes ocultos.
"Sería una ingenuidad imaginar que Estado Unidos pueda no querer aprovechar la situación en Venezuela. Pero de ahí a pensar que la situación ha sido generada por la CIA es un disparate. Es ignorar datos de la realidad interna, del desmanejo económico del gobierno", dice Gabetta.
"Los intelectuales que apoyaban al chavismo se dividieron en dos. Entre las personas más sinceras empieza ha haber deserciones, pero otros siguen cerrando los ojos", agrega.
Cuando esto ocurre, los intelectuales cometen el peor pecado posible, que es perder la independencia de pensamiento y la mirada crítica.
"Creo que los que siguen defendiendo al chavismo así, de manera tan cerrada, -continúa Gabetta- son deshonestos intelectualmente hablando. Entre ellos hay dos categorías: los que creen sinceramente, y los que defienden porque están ganando dinero y tienen un puesto. Pero los dos son deshonestos intelectualmente, porque un intelectual lo primero, y casi lo único, que tiene que ejercer es la crítica. Mirar la realidad de frente".
La persistencia en la defensa del chavismo a pesar de todas las acciones que contradicen abiertamente los ideales que dice defender revela otra característica de parte de la izquierda: la preponderancia que le asigna al análisis de lo discursivo y lo simbólico por sobre lo que pasa con las personas en su vida cotidiana.
"Eso es muy frecuente en la historia universal de la izquierda. ¿Cuanto tiempo duró el mito de la a href="http://www.infobae.com/lugares/union-sovietica-a470" rel="noopener noreferrer" Unión Soviética/a? ¿Cuánto tiempo se lo tragó la izquierda? O lo que ocurre con Cuba, donde a pesar de las evidencias que se pueden comprobar viajando allí, conservan cierta indulgencia al referirse a lo que pasa", dice Petkoff.
Raúl Castro
"Cuando no puedes encontrar hechos concretos que te definan como un sujeto del cambio revolucionario, adoptas una postura que al menos lo aparenta. Entonces, en la confrontación discursiva con la llamada derecha, que termina siendo el resto de la población que no te apoya, encuentras un estímulo, una prueba de tu ficticia conducta de izquierda", agrega.
La necesidad de respetar la disidencia para preservar la vida
La oposición al régimen cubano es un testimonio de las consecuencias de este comportamiento de la izquierda. Además de ser perseguidos en su país por oponerse a las políticas del Gobierno, y de ser considerados criminales por ello, deben soportar que muchos de los supuestos defensores de los derechos humanos en América Latina les den la espalda.
Guillermo Fariñas
Convirtiéndolos de víctimas en victimarios, algunos intelectuales de izquierda los acusan de las peores cosas porque decidieron oponerse a un régimen "antiimperialista y socialista".
"Pienso desde un punto de vista filosófico que todo hombre tiene derecho a exponer y asumir la posición política que le parezca, con respecto al país donde vive y al resto mundo. También tiene derecho a defender un modelo socioeconómico que pueda ser igualitario, socialdemócrata o conservador", dice Guillermo Fariñas, líder opositor al régimen cubano y portavoz de la Unión Patriótica de Cuba, en diálogo con Infobae.
Para defender esa libertad de opinión se pensó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que funciona como un límite ideológico. Dentro del marco de valores que plantea, todas las diferencias políticas deberían ser igualmente respetadas. "La declaración de los derechos humanos está para cumplirse. Uno no debe como ser humano, sea de izquierda o de derecha, tratar de justificar su incumplimiento. Tiene 30 puntos, y ver si cada uno se cumple o no es lo que debería guiarnos", agrega.
, y no desde
, se sostiene
. "Los violadores de los derechos humanos
", concluye Fariñas.