Las várices son una enfermedad de las venas: estas son conductos por los que circula la sangre que vuelve al corazón desde los órganos. Para retornar la sangre al corazón, las venas deben luchar contra la fuerza de la gravedad, principalmente, cuando la persona está de pie. Para ello, están dotadas de múltiples y delicados mecanismos que, cuando fallan, producen la insuficiencia venosa.
En diálogo con Infobae, el Dr. Fernando Belcastro -médico cardiólogo (M.N. 95056) especialista en medicina vascular y coordinador del Centro de Medicina Vascular, Servicio de Cardiología Clínica del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA)- explicó que una várice es una vena generalmente superficial, que se agranda y alarga, y que sufre modificaciones en su pared que provocan una alteración de los mecanismos para que la sangre regrese al corazón.
"Cada vez son más las mujeres que recurren al consultorio médico para tratar arañitas y várices", aseguró el Dr. Belcastro. "Algunos estudios muestran que aproximadamente el 30 por ciento de las mujeres tiene várices, y que el 80 por ciento de la población femenina examinada padece telangiectasias (arañitas). También, se demostró mayor incidencia en la población urbana que en la rural, debido a la menor actividad de los músculos de las piernas. Las várices se presentan hasta cuatro veces más en mujeres que en hombres", indicó el especialista.
"Hay factores que predisponen a tener várices. Unos son inevitables, pero otros, si se introducen determinados hábitos en la vida cotidiana, se pueden prevenir. Entre los factores inevitables está la edad, el sexo, el factor hereditario (el más influyente) y el estado hormonal. Tener los pies planos, también facilita la aparición", expresó Belcastro.
En cuanto a los factores evitables, se encuentran la obesidad, el sedentarismo, la exposición prolongada al sol, el calor, el estreñimiento, el tabaquismo y las profesiones que exigen estar de pie o sentado de forma continua y prolongada.
Muchos pacientes portadores de várices no han notado nunca molestias. Sin embargo, por regla general, son varios los síntomas que aquejan a la mayoría de ellos: pesadez de piernas, hormigueo principalmente en los extremos de las piernas, quemazón, ardor, hinchazón o edema de piernas (uno de los síntomas de la insuficiencia venosa) que va acompañado siempre de alguno de los síntomas ya citados o de todos ellos. "Todos estos indicios deben alertarnos, sobre todo si aparecen después de un día de trabajo, de estar mucho tiempo sentado o de pie, al final de un largo viaje o antes del período menstrual", recomendó.
"Es posible comprobar que reposar acostado, con las piernas elevadas, hace desaparecer estos síntomas y que las piernas están menos hinchadas por la mañana al despertar, que al final del día. También es fácil notar que caminar activando la circulación, atenúa todos los trastornos igual que lo hace el frío, mientras que el calor los aumenta, explicó Belcastro.
Algún tiempo después de que aparecen estos síntomas, las piernas adquieren en algunos sitios una coloración violácea y comienzan a aparecer arañitas y pequeñas várices. En un estado ulterior la insuficiencia venosa se volverá evidente y estas venas dilatadas, serpenteando a lo largo de las piernas, serán verdaderas várices que irán acompañadas antes o después, de lesiones dermatológicas leves o graves como las úlceras.
¿Se pueden complicar las várices? Sin lugar a duda, la insuficiencia venosa, principalmente en estadíos avanzados puede llevar a complicaciones. Algunas son difíciles de tratar como las úlceras varicosas, otras como la ruptura de várices o las flebitis (inflamación de las venas) requieren atención inmediata. Por otro lado, también pueden predisponer a la formación de coágulos (trombosis).
Consejos para prevenir la aparición de varices o evitar que se agraven:
· Evitar tomar sol en las piernas durante períodos largos.
· Por la noche mantener las piernas elevadas.
· Si se realiza un trabajo que exige estar de pie o sentado mucho tiempo, ponerse medias de compresión.
· Evitar el sobrepeso.
· No usar ropa muy ajustada que dificulte el retorno venoso de las extremidades.
· No fumar.
· Evitar ambientes muy cálidos.
· Dar un paseo diario de una hora a paso ligero.
· Beber al menos 2 litros de agua al día.