El caso del joven discapacitado que fue preso sin delito en Cuba

Yosvany Melchor padece un retraso mental y cumple una condena de 12 años de prisión. La familia denuncia que el único "crimen" que cometió es ser hijo de una líder opositora

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Yosvany tenía 28 años cuando conoció en carne propia la ira de un gobierno. Una semana antes de su detención, su madre había sido prevenida. "Tu hijo está en la calle porque nosotros lo dejamos. Cuando nosotros queramos, él estará preso", cuenta Rosa María Rodríguez que le dijeron unos agentes de la Inteligencia.

Rosa María milita en el Movimiento Cristiano de Liberación, la organización que lideraba Oswaldo Payá, muerto hace dos años en un dudoso accidente automovilístico. Los hombres que la visitaron ese día de 2011 la presionaron para que renunciara a sus actividades opositoras. Ella no aceptó; su familia, su hijo y ella misma sufrieron las represalias.

"Está preso injustamente", sostiene desde La Habana en diálogo con Infobae. A Yosvany Melchor Rodríguez -hoy de 31 años- le inventaron una causa, según denuncia. Lo acusaron de tráfico de personas y lo condenaron a 12 años de prisión junto con otro hombre. Su supuesto cómplice dejó de estar preso hace tiempo; él, en cambio, sigue en la cárcel.

"El juicio en el que lo condenaron fue una gran farsa. Unos días después de que lo detuvieron, le inventaron todo un delito. El hombre que fue sentenciado con él reconoció que nunca antes lo había visto hasta que compartió celda con él", asegura Rosa María Payá, hija de Oswaldo y la encargada de dar a conocer el caso de Yosvany en todo el mundo.

Hace tres años que este joven permanece privado de su libertad. En ese tiempo, su salud se ha ido deteriorando por las pésimas condiciones de las prisiones cubanas. "Está muy mal del estómago y con sangrado. No sabemos si tiene gastritis, una úlcera o una bacteria. La atención médica es nula", señala su madre. También tuvo una infección en los riñones.

Yosvany, además, tiene una discapacidad mental que repercute en su capacidad de compresión y aprendizaje. Por mucho tiempo, no entendió por qué estaba tras las rejas si nunca había quebrado la ley. "Le tuve que ir explicando que él estaba preso porque yo no me había dejado chantajear por el Gobierno", afirma Rodríguez.

Payá remarca que, de acuerdo con las leyes de Cuba, Melchor Rodríguez ya debería estar en libertad condicional, pero en lugar de eso, está en una prisión de mínima seguridad que ha mutado a una de máxima. "La convirtieron por el hacinamiento carcelario", explica.

Así, mientras que su condición es extremadamente vulnerable por su retraso mental, el joven pasa la mayor parte del tiempo encerrado o en contacto con asesinos y delincuentes sexuales. "El mismo gobierno está violando sus leyes al hacer algo así", acusa Rodríguez.

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La familia de Yosvany y los integrantes del Movimiento Cristiano de Liberación apelaron a distintos recursos para lograr la liberación del joven, aunque eso les ha valido mayores persecuciones y amenazas.

El caso traspasó los límites de la isla y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tomó cartas en el asunto. Sin embargo, el gobierno de Raúl Castro todavía no ha emitido ninguna respuesta. "El 7 de febrero, la CIDH ha hecho aún más fuerte la medida cautelar y le dio un plazo de 15 días. Por ahora, no hemos sabido nada", lamenta Rosa María Payá.

La hija de Oswaldo Payá está convencida de que, al igual que ella, Yosvany ha sido perseguido por su consanguineidad con un disidente. Pero, a diferencia de ella, él nunca había participado siquiera en actividades opositoras.

Melchor Rodríguez concentraba su esfuerzo y habilidad en el trabajo de mecánico que tenía para ganarse el pan de cada día. Su vida era así de sencilla. También había sido el mimado de la familia, debido a su discapacidad.

"Yosvany no es un activista político, pero está en prisión por motivos políticos, como chantaje y como castigo a Rosa María Rodríguez y a todo el Movimiento Cristiano de Liberación", sentencia Payá.

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Afiche que pide la liberación de Yosvany. Fue apresado por primera vez a fines de 2010. En 2011, volvieron a detenerlo y lo sentenciaron por tráfico de personas