El conflicto interno de Siria ha provocado 3 millones de refugiados y unos 6,5 millones están desplazados dentro del país, según datos de la ONU. Miles de muertos y heridos se van sumando a cada día en que la guerra civil continúa.
En medio de la lucha armada, hay historias para contar, por su solidaridad, porque son pequeñas o grandes acciones donde la prioridad es la vida, son actos que brindan esperanza.
El Dr. Oscar Embón hizo su carrera médica en la Argentina, país donde nació. "La facultad de Medicina me enseñó una medicina de alta calidad", recuerda el especialista en urología. Pero, tal vez ese devenir argentino donde las instituciones se deterioraban con celeridad, lo llevó a emigrar; "era imposible ejercer la medicina que yo quería", confiesa.
Se radicó en el Estado de Israel y allí desarrolló su vida personal, familiar y profesional. A los 66 años es el director del Hospital Ziv, una institución de la Galilea, ubicada a unos 35km de la frontera con Siria.
Desde hace poco más de un año, 242 heridos del conflicto en Siria han sido atendidos en este hospital. Son hombres, pero mayoritariamente mujeres y niños los que llegan con heridas de bala, esquirlas de bombas, algunos gravemente afectados.
El doctor Embón explica que "los heridos se acercan a la frontera y los soldados israelíes los introducen en el país, donde médicos de campaña los revisan". Tras la atención primaria, si las heridas requieren un tratamiento crítico, se los deriva al hospital Ziv de la ciudad de Safed.
"Lo que nosotros hacemos es un acto humanitario con la aprobación del gobierno de a href="http://www.infobae.com/lugares/israel-a110" rel="noopener noreferrer" Israel/a", explica el doctor Embón en una videoentrevista con Infobae. Consultado acerca de la identidad, el médico explica que no se les pregunta, "tratamos a la persona que está necesitada dejando de lado la identidad, y de dónde viene".
De los 242 casos atendidos en este hospital de la Galilea que cuenta con 321 camas, sólo cinco terminaron con el fallecimiento de los heridos, pero como aclara el médico, fueron decesos producidos durante los primeros 60 minutos de intentar reanimarlos, es decir, venían con heridas extremadamente graves.
Los demás han logrado una completa recuperación y han regresado a su país. El médico argentino explica que a pesar de la enemistad manifiesta entre ambos países, los profesionales del lugar, los pacientes y la gente de Safed, no ve con malos ojos la tarea humanitaria del hospital. El doctor recuerda el mensaje del Talmud que dice "quien salva una vida, salva al mundo" y está satisfecho del trabajo que realiza "porque así me lo inculcó la Universidad en la que me formé".
El tratamiento médico "es de alta calidad" asegura el director del hospital, y agrega que "a pesar de que muchos regresen a Siria y puedan seguir viendo a Israel como enemigo, eso no influye en la decisión nuestra de salvarles la vida o salvar sus miembros".
El hospital Ziv se encuentra a unos 35 km de la frontera con Siria, y si bien cada día deben enfrentar el desafío de atender a pacientes gravemente heridos de un conflicto ajeno, el médico que dejó su país natal en 1973, asegura que "me siento muy bien con lo que hago".