Salvador Cabañas, a los 33 años, recompone su vida trabajando en una panadería familiar que logró regalarle a su padre con el poco dinero que le quedó tras su divorcio. Además, entrena en el club 12 de Octubre con la ilusión de volver a jugar al máximo nivel en el fútbol de Paraguay. Vive con una bala alojada en su cabeza y se muestra entero pese al sueño que el 25 de enero de 2010, a meses de jugar el Mundial Sudáfrica 2010, se convirtió en pesadilla.
Era la figura del fútbol mexicano, goleador de América y capitán, máxima figura de la selección albirroja, pero su vida dio un giro inesperado. Cuatro años después del intento de homicidio, Cabañas abrió las puertas de su casa para contarle al diario ABC de Paraguay su situación actual.
Su padre, don Dionisio, también fue parte de la entrevista y contó que "el ojo izquierdo es el que todavía le trae dificultades". En él, su madre Basilia, su hermana Clara Mabel y sus hijos, Salvador tuvo que apoyarse tras la estafa de su ex mujer y su ex representante, quienes lo llevaron a la ruina.
"Estoy apoyando a mis padres, a mis familiares. Repartimos por los alrededores de Itauguá, Ypacaraí, San Bernardino. Me gusta el trabajo. Y además, me estoy entrenando. Mi deseo es jugar, jugar hasta donde pueda. El fútbol y mi familia son el significado de mi vida", cuenta Cabañas, con total humildad, sobre el negocio familiar que lo mantiene vivo y sobre su mayor ilusión.
Acerca de la traición de su ex esposa, no tuvo problemas en opinar sobre la situación actual: "Lo único que está a mi nombre es la casa de Villa Aurelia. Allí vive mi ex señora con mis hijos (Santiago, de 13 años, y Mía Ivonne, de 9). Ella me amenazó ahora con una demanda por abandono de hogar. Yo creo que es para sacarme lo único que está a mi nombre".
Cabañas recordó su gran momento deportivo a la hora del ataque que por milagro no acabó con su vida. "Cuando ocurrió eso (el atentado), tenía un precontrato por 1.700.000 dólares para una transferencia al Manchester United o a otro club grande de Europa. Y América dobló mi salario, me pagaba como a un jugador europeo, me dio un departamento en Acapulco y otro en Cancún para retenerme. Y bueno, aquí estoy, tratando de recuperarme. Estamos saliendo adelante".
Sobre la noche fatídica y sus momentos de agonía, recordó: "Llegué al cielo, Dios me bendijo para volver a vivir. Hablaba con mi abuela (ya fallecida). Me decía que iba a salir. Cuando era chico ya me decía que iba a ser un gran jugador. Yo le prometí que a mi familia no le iba a faltar nada. Para eso está la panadería que les mandé construir, aparte de ampliar la casa".
Dionisio Cabañas, con tono guaraní, entró en la conversación y reveló los dichos de los médicos sobre la salud de su hijo. "Decían que no tenía posibilidad de sobrevivir. Que en todo caso iba a salir en silla de ruedas y sin sus cinco sentidos. Como usted ve, él está sano y trabaja a full. Encima practica todos los días con el 12. Lástima que la gente tan próxima a él lo embromó. Por lo visto ellos no querían, no pensaban que Salvador se iba a recuperar".
"Mi hijo es doble víctima. Fue víctima aquel 25 de enero cuando un criminal le disparó a matar. Hoy es víctima de su ex mujer, de su propio abogado y su ex representante. Le quitaron todo lo que ganó con su esfuerzo personal. Es muy injusto y ya no se puede callar lo que están haciendo", añadió don Dionisio. Salvador vivió la traición en carne propia, conversó con la muerte, pero hoy la vida le da una revancha y está dispuesto a seguir soñando.